El cambio climático aumentará la propagación de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), ya que están directamente influenciadas por los cambios en la temperatura, las precipitaciones, la humedad relativa y el clima.
Las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) corren el riesgo de verse potenciadas por el calentamiento global. Los efectos nocivos de la crisis climática en la salud de las personas incluyen la propagación de las ETD en lugares y contextos donde antes no se daban. Por ejemplo, se ha calculado que 500 millones de personas más podrían estar expuestas al chikungunya y al dengue a medida que estas enfermedades se extiendan a nuevas geografías debido a los climas más cálidos. En 2080 esta cifra se duplicará hasta alcanzar los mil millones de personas más. Una situación similar podría suceder con la malaria, una de las enfermedades que más muertes causa en el continente, especialmente en niñas y niños menores de 5 años.
La leishmaniasis visceral o kala-azar, una enfermedad no transmisible que si no se trata es mortal, es muy sensible al clima. Las pequeñas fluctuaciones de temperatura aumentan su transmisión y propagación. Es posible que veamos esta enfermedad mortal en nuevas zonas que antes no eran endémicas.
Y es que, en muchos casos, las temperaturas más cálidas crean más oportunidades para que prosperen las enfermedades transmitidas por vectores. Esto incluye ETD que como el dengue, chikungunya, la leishmaniasis visceral o la filariasis linfática.
El acceso a las infraestructuras de agua y el cambio climático
Una segunda dimensión es el impacto del cambio climático en las ETD es el agua potable, el saneamiento y la higiene (WASH). Las condiciones meteorológicas extremas, como las inundaciones y los huracanes, pueden afectar negativamente al agua, el saneamiento y la higiene. El WASH es una herramienta fundamental para la prevención y la gestión de las enfermedades no transmisibles.
El saneamiento desempeña un papel fundamental en la prevención de la exposición a enfermedades como las infecciones por helmintos transmitidos por el suelo, la esquistosomiasis y el tracoma. El agua potable y las condiciones higiénicas en los centros de salud y en los hogares son esenciales para la gestión y la atención de muchas ETD como el pian o la úlcera de Buruli.
Por último, hay una dimensión de inequidad que debe destacarse: tanto el cambio climático como las ETD afectan de forma desproporcionada a las comunidades vulnerables. África se ve especialmente afectada por ambos problemas. El continente africano representa alrededor del 35% de la carga mundial de ETD y es el más afectado por los impactos del cambio climático. Alberga nueve de los diez países del mundo considerados más amenazados por el cambio climático.
Si tomamos medidas firmes contra el cambio climático, podemos proteger cientos de miles de vidas de las enfermedades infecciosas. Y actuando sobre las ETD, podemos reforzar los sistemas de salud nacionales y comunitarios para que puedan responder a las enfermedades que veremos como resultado del cambio climático.
COP27 y ETD: debemos actuar de forma colectiva y decisiva
Este año, nos alegramos de que la salud y la equidad se sitúen en el centro de las negociaciones sobre el clima en la COP27. Esperamos que los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París traigan avances en la justicia climática.
Se trata de un paso importante, ya que existe una necesidad urgente de colaboración para afrontar los retos interrelacionados del cambio climático y las enfermedades infecciosas, con el fin de mitigar su impacto. La mitigación del clima debe integrarse en las agendas más amplias de salud y desarrollo, y la salud (incluidas las enfermedades infecciosas) debe ser una dimensión clave del debate sobre el clima.
46 países han eliminado una ETD, 600 millones de personas ya no necesitan tratamiento para las ETD. Hemos visto un progreso increíble, pero todavía queda mucho trabajo por hacer antes de que los mil millones de personas de todo el mundo que todavía están afectadas por las ETD se vean libres de estas enfermedades debilitantes. Acabar con las ETD es posible, pero requiere una acción conjunta que tenga en cuenta la dimensión climática.