En un mundo tan globalizado todos estamos pagando un precio muy alto por la guerra en Ucrania. Sin embargo, en África subsahariana, ese precio afecta a algo tan esencial como el acceso a la sanidad. Si la inflación sube, la sanidad baja.
El incremento del precio de las materias primas esenciales: alimentos, cereales, combustibles, electricidad etc. está suponiendo una carga imposible de asumir para muchas familias. La inseguridad alimentaria y sanitaria amenaza el conteniente africano.
Los servicios sanitarios de detección de enfermedades tropicales desatendidas o su tratamiento son inalcanzables para una gran mayoría de la población. Estas enfermedades siguen afectando a millones de personas. Olvidarles, es olvidar que la sanidad es un derecho, no un privilegio. Nazcas donde nazcas. Vivas donde vivas.
La escuela de Kodjo
Kodjo es un niño de 11 años de Togo que vive en una zona rural alejada. Va a la escuela de Davié. Hoy no es un día como los demás. En la escuela están un médico y una enfermera y está nervioso porque le han salido unas marcas en los brazos y en la espalda.
Un test rápido, una gota de sangre y 5 minutos bastan para hacer el diagnóstico en pian, enfermedad que si no se trata a tiempo puede provocarle discapacidad.
Como Kodjo, más de 400 niñas y niños y otros 50 adultos han recibido atención médica. Llegar a zonas rurales alejadas para diagnosticar y tratar a tiempo enfermedades olvidadas como el pian o la úlcera de Buruli es cada vez más costoso y complicado.
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Sarah, Kodzo y Micheline viven en el pabellón situado al final del Hospital de Tsévié en Togo en un módulo específico de úlcera de Buruli. Desde el inicio de la guerra el precio del trigo ha subido un 109% y los sacos de trigo para Sarah, Kodzo, Micheline y el resto de pacientes están casi acabados.
En el hospital son las familias de los pacientes las que tienen que asumir el coste de los medicamentos y de la alimentación, una carga excesiva que les es imposible afrontar fomentando aún más el círculo de pobreza y enfermedad.
Colabora ahoraQue el precio de la guerra no sea su salud. Contigo la sanidad llega donde no llega nadie.
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