Millones de personas habitan el planeta. Millones de habitantes consumen recursos y generan una gran cantidad de residuos fruto de su actividad. Desechos y basura que dañan el medio ambiente y que, en muchos casos, son residuos contaminantes donde el problema ya no es solo su volumen sino su toxicidad.
La gestión de los residuos es un problema de carácter internacional para el que no existen soluciones sencillas. Cada segundo, cada minuto y cada hora se genera una ingente cantidad de basura. Una rueda imparable que, en ocasiones, provoca imágenes como la del desierto de Atacama, en Chile, que se ha visto convertido en un inmenso vertedero de ropa.
Un problema presente y futuro. ya que sSegún el informe “What a Waste 2.0” se estima que para el año 2050 se alcanzará la cifra de 3.400 millones de toneladas de desechos al año.
Los residuos que contaminan el planeta
Ropa que llena el desierto, plástico que inunda el agua, vertidos que perjudican el campo…son muchos los ejemplos de residuos que contaminan el planeta. Sin embargo, existen algunos casos cuyas consecuencias son más graves para el medio ambiente.
- Metales Pesados.
El mayor problema de este tipo de residuos es que no se degrada. Son comunes en la actividad agrícola, el sector industrial, el transporte o la construcción. Algunos ejemplos de metales pesados son el mercurio, el plomo o el cadmio y su concentración resulta muy tóxica para la flora, la fauna y la vida humana.
- Contaminantes clásicos.
Este tipo de residuos contaminantes no son tan tóxicos como los anteriores. Sin embargo, en este caso, el problema se presenta porque su producción masiva multiplica exponencialmente sus efectos. El ejemplo más paradigmático es el dióxido de carbono, uno de los principales responsables del calentamiento global y que se combate mediante la adopción de estrategias de descarbonización. También incluye otros casos como el cloruro de hidrógeno o el óxido de nitrógeno.
- Compuestos orgánicos-sintéticos.
Al igual que los materiales pesados destacan por su elevada toxicidad y por su carácter bioacumulativo. Se trata de un tipo de residuos contaminantes que están en muchos productos químicos y, por extensión, presentes desde la basura doméstica hasta los residuos que generan el sector industrial o el sanitario. En este caso, no se trata solo del peligro para la naturaleza sino que, en algunos casos, la exposición a este tipo de compuestos puede llegar a provocar daños terribles en la salud humana.
- Residuos electrónicos.
El desierto de Atacama no es el único lugar que nos deja una imagen icónica de contaminación. Hace unos años el documental “The Blame Game” retrataba la vida cotidiana en el basurero de Agbogbloshie en Ghana. Desafortunadamente, es solo uno de los numerosos ejemplos presentes en el continente africano fruto del conflicto que supone la gestión de los millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) que se generan en el mundo. Un problema que une contaminación y desigualdad ya que, en la mayoría de los casos, este tipo de productos desarrolla su vida útil en un país rico y cuando se convierte en un residuo es desechado y transportado a países en desarrollo.
- Plaguicidas y herbicidas.
Los pesticidas son necesarios para el control de plagas que suelen perjudicar algunas actividades humanas como la agricultura. Sin embargo, su uso excesivo o su mala gestión provoca numerosos daños en el agua, el suelo o los alimentos. Además, este tipo de productos suelen contener compuestos orgánicos-sintéticos.
Los residuos sanitarios
Es importante detenerse en los residuos vinculados al mundo sanitario y hospitalario que son aquellos generados en las actividades sanitarias. No son los residuos contaminantes más peligrosos pero tienen un alto riesgo biológico, también contaminan el medio ambiente y contribuyen a la proliferación de enfermedades. Por ejemplo, hay que señalar que el excesivo consumo de antibióticos y fármacos conlleva que estas sustancias están apareciendo en las aguas naturales.
Entre los residuos sanitarios encontramos el instrumental médico, los productos desechados después de su uso o los residuos líquidos. De todos ellos, los más peligrosos son aquellos que proceden de las áreas de lavandería y de los laboratorios y que contienen microorganismos patógenos.
Las consecuencias para el medio ambiente
Contaminación del agua, del suelo, del aire…la lista de problemas que generan los residuos contaminantes en el medio ambiente es muy amplia. En el caso del suelo el daño afecta fundamentalmente a la producción de alimentos. Por su parte, la contaminación del aire o el agua con sustancias químicas afecta a la biodiversidad y a la forma de vida de miles de animales y plantas. En algunos casos, se puede hablar incluso de un aumento de la temperatura del agua que llega a amenazar el correcto funcionamiento de los ecosistemas acuáticos.
Respecto a los vertederos de residuos, da igual que se trate de un caso de ropa, de aparatos electrónicos o de cualquier otro. Todos ellos son un foco de contaminación, de transmisión de numerosas enfermedades y resultan perjudiciales para los ecosistemas. Y es que la acumulación de residuos contaminantes daña la naturaleza y contribuye a incrementar las consecuencias del cambio climático.
¿Qué podemos hacer?
Dadas las graves consecuencias para el planeta es fundamental una adecuada gestión de los residuos contaminantes para conseguir reducir su impacto. Es vital conseguir que los diferentes gobiernos y naciones tomen conciencia de que una buena gestión de residuos posibilita un desarrollo más sostenible y un enorme ahorro de materias primas. Es importante implantar y fortalecer legislaciones y marcos normativos que favorezcan la recogida y clasificación de residuos y que ayuden a fortalecer la concepción de economía circular.
Hay que hacer las cosas de una manera diferente, ambiciosa y creativa. El futuro pasa por ello como promovemos desde Fundación Anesvad en nuestra apuesta por la salud. Junto a Fundación EKI hemos desarrollado un proyecto de energía solar limpia para ofrecer una sanidad fiable, autosuficiente y sostenible que mejore la vida de las personas sin generar residuos perjudiciales para el planeta.
En conclusión, está claro que es necesario cambiar las cosas y realizar acciones que ayuden a conseguir un equilibrio entre el consumo de recursos y lo que el planeta nos puede ofrecer. Los recursos se seguirán consumiendo pero no tienen porqué acabar siendo residuos y, mucho menos, residuos contaminantes. La gestión de los residuos es una de las claves para conseguir construir comunidades más sanas y sostenibles y, sobre todo, con futuro.