La desigualdad de género es una realidad de todas las sociedades. Las mujeres son responsabilizadas de la mayor parte de los trabajos no remunerados, mientras los hombres copan los puestos de responsabilidad en el mercado y determinan las estructuras de poder. Esta desigualdad es más sangrante en las comunidades más empobrecidas, ya que el tiempo que las mujeres dedican a las labores domésticas y de cuidados dificulta su acceso a trabajos remunerados e imposibilita su independencia económica.
Trabajando la desigualdad de género desde Anesvad
Con tu ayuda, no solo trabajamos para combatir enfermedades olvidadas, sino que contribuimos al desarrollo de las comunidades más empobrecidas. También al de sus mujeres a través de programas de sensibilización y formación que combaten la desigualdad. Construyendo depósitos y bombas de agua, por ejemplo, conseguimos que miles de mujeres y niñas no tengan que dedicar más de cinco horas al día a recolectar agua. Si no que puedan ir a la escuela o formarse en profesiones que garanticen sus ingresos. El agua puede ser difícil de conseguir y un vector de enfermedades. Pero también puede crear oportunidades para que las mujeres comuniquen la importancia de la higiene y el saneamiento. Ellas pueden ser el elemento transformador para el bienestar de sus comunidades.
En Benín proyectos que impulsan la igualdad
En Agbohounsou, ubicado en el departamento Atlantique de Benín, Affasinou Mouratou preside una agrupación de mujeres que se dedica a cultivar la mandioca y comercializarla para obtener ingresos. “Antes los niños y las niñas enfermaban, bebían agua en mal estado. Nosotras no sabíamos que teníamos que lavarnos las manos antes de preparar su comida” dice Affasinou. Recalca que “ahora tenemos una bomba de agua, podemos beber agua limpia y estar tranquilas”. Con la colaboración de Anesvad y el Ministerio de Salud, estas mujeres han sido sensibilizadas en correctas prácticas de higiene y de gestión de heridas. Para concienciar a su comunidad realizan pequeñas representaciones teatrales en las que abordan la importancia de una correcta gestión de las heridas y consejos básicos de higiene con agua y jabón. Estas acciones participativas están basadas en el enfoque PHAST de la OMS –Transformación participativa para la higiene y el saneamiento.
En palabras de Antoinette Koukpo, otra de las integrantes del grupo, “Antes volvíamos del campo y no nos lavábamos. No sabíamos que teníamos que lavarnos las manos y asearnos. No sabíamos que después de hacer nuestras necesidades, si no nos lavábamos podíamos transmitir enfermedades al preparar la comida. Con las acciones de sensibilización nuestras prácticas han cambiado, estamos mejor.”
Conoce más sobre la metodología PHAST.