El mundo en el que vivimos se mueve con datos que a menudo nos saturan y es difícil que hoy en día una cifra nos llame la atención, pero en el Día Mundial de la Salud hay un número que consigue que nos paremos a pensar: 25 millones de años de vida saludable se pierden cada año por culpa de las ETD (Enfermedades Tropicales Desatendidas)
La salud como Derecho
Es una cantidad que desde aquí cuesta imaginar, pero que en el fondo representa 25 millones de años de oportunidades perdidas, de planes cancelados y de sueños atrasados para las más de mil millones de personas que se estima que padecen una ETD. Se calcula que, de ellas, alrededor de 500.000 fallecerán por causas relacionadas con estas enfermedades, y serán muchas más las que tendrán que convivir con una discapacidad permanente.
Son algunas de las conclusiones que arroja el nuevo estudio que Fundación Anesvad ha realizado junto con Fundación Salud por Derecho y que verá la luz los próximos días.
El hecho de que las ETD afecten de manera desproporcionada a las personas que se encuentran en zonas de pobreza y marginación en países de renta baja nos indica, por lo menos, dos cosas: que se puede mejorar la situación con la inversión y puesta en marcha de recursos y que, precisamente esos recursos tienen distintas complicaciones para llegar a quienes los necesitan. Una de ellas es su ausencia en los programas de salud y en la financiación internacional para encontrar nuevos métodos de prevención, diagnóstico y tratamiento. La inversión que hay que realizar en Investigación y Desarrollo (I+D) no resulta atractiva comercialmente para una industria farmacéutica que sistemáticamente desatiende una población vulnerable y con pocos recursos.
Día mundial de la Salud y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3
Es por ello que días señalados como hoy, así como aunar esfuerzos en torno al Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 de Salud y Bienestar, nos sirven para hacer balance del camino andado y del que queda por transitar. Los años de experiencia trabajando con ETD nos han hecho conscientes de que la dimensión de la problemática va más allá de un enfoque sanitario y no es suficiente colaborar con los servicios de asistencia médica. Sufrir una ETD tiene muchas más implicaciones, por ejemplo, el estigma y el rechazo que generan unas manifestaciones que marcan la piel y que no se pueden esconder.
Declarar que la Salud es un Derecho Humano implica alcanzar un acuerdo común y colectivo y, en definitiva, a no permitir que nadie quede atrás.
