¿“Me enseñas la llave”?, pregunto a Chantale Tehit. “No” me dice ella, “es un secreto”. No le tiembla la voz lo más mínimo a la secretaria de la Asociación de Mujeres de Chiépo, un pequeño pueblo de Costa de Marfil situado a más de cinco horas de la capital del país. Esa llave, según nos ha contado, es una de las tres que este grupo de mujeres custodia y que abre su caja de ahorros.
Una caja en la que cada domingo, cuando se reúnen, cada una aporta lo que puede para que todas puedan beneficiarse, si lo necesitan, de ese dinero. “Es algo colectivo, nos cuidamos entre todas. Si una necesita dinero para comprar algo para su familia, para un proyecto de negocio, entonces se lo prestamos y cuando lo devuelve, lo hace con intereses. Al final de año, repartimos lo que haya entre todas y vuelta a empezar”. Así de sencillo y así de fácil lo cuenta y todas se muestran muy orgullosas de su compromiso.
Una economía de mujeres para mujeres en Costa de Marfil
Han aprendido a gestionar su economía con el proyecto de Higiene, Agua y Saneamiento (EHA en sus siglas en francés) que Fundación Anesvad puso en marcha junto con la Fundación Raoul Follerau hace dos años en esta pequeña localidad endémica de Enfermedades Tropicales Desatendidas que necesitaba un apoyo y un complemento para todas las actividades que desde el gobierno se habían puesto en marcha para tratar de controlar las enfermedades desde un punto de vista exclusivamente sanitario.
“Nosotras barremos el pueblo, limpiamos las calles, vamos al campo a cultivar, recogemos el agua y nos ocupamos de la casa”. “Hemos aprendido que hay tareas que también pueden hacer los hombres, que hay cosas que se pueden compartir y que hay otras que generan ingresos y que son nuestras y debemos aprovecharlas” prosigue Chantale que vive en una modesta casa, junto a la del jefe de la comunidad, con su marido y su madre. Tiene dos hijos, ya en la universidad. “No vinieron más, no me hubiera importado”, concluye.
Sensibilización y formación para mujeres
“En muchos países de África, la mujer tiene que acatar lo que diga el marido”, nos cuenta Fatim, la animadora del proyecto. Ella ha sido la encargada de formar, junto con otras compañeras, a 118 mujeres de la comunidad dos días por semana en distintas actividades de higiene, entre ellas, una que les permite tener ingresos, la fabricación del jabón. “Es importante involucrar al hombre, que sepa que la mujer tiene que tener su espacio, que lo comprenda y lo valore”. “Buscamos nuestro rincón cada domingo, cada semana en un sitio distinto, susurra Chantale, porque no queremos ser interrumpidas, que escuchen nuestras cosas”. Es cierto que la involucración del hombre es algo que varias mujeres de la agrupación resaltan, incluso su incorporación en mejorar aspectos que tienen que ver con la higiene de sus casas, como la construcción de letrinas.
Fabricar jabón en Costa de Marfil
1 litro de agua, medio de azufre, 1 pizca de sal y 1 litro de aceite (de karité la higiene personal y de palma rojo para lavar enseres). Son los ingredientes que se usan para poder hacer jabón. Chantale nos muestra el proceso de elaboración y nos cuenta que 45 días después podrá vender el jabón en el mercado por 500 francos, algo menos de 1 euro.
“Con su trabajo, con su implicación, el pueblo está más limpio, ellas ganan dinero y todo lo que han aprendido lo han trasladado en casa, por eso vivimos con más salud”. Así de satisfecho se muestra Adou Michel, jefe del pueblo desde 1987 y al que toda la población respeta.
Son unas MOUSSABA, grandes mujeres en malinké, uno de los 60 idiomas que se habla en este país de áfrica occidental.