Todavía son muchas las desigualdades que persisten y los factores sociales, culturales y económicos que influyen en la salud de la mujer en África
Igualdad y equidad son dos palabras que reflejan un objetivo recogido por el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (Igualdad de género) en el que todavía queda mucho trabajo por hacer. En la actualidad, muchas mujeres sufren múltiples discriminaciones en el ámbito sanitario, tanto en el rol de pacientes como en el de cuidadoras. Es por ello, que en este artículo nos queremos detener en la salud de la mujer en África y en algunos factores sociales, culturales y económicos que influyen en ella.
Desigualdades que todavía persisten
Garantizar el Derecho a la Salud no es solo una cuestión sanitaria sino que va más allá y tiene un notable impacto social y económico. La salud contribuye a la mejora del bienestar y permite obtener derechos socioeconómicos. Así, por ejemplo, cuándo se incrementa la alfabetización y la educación sanitaria que las mujeres reciben no solo mejora su realidad sino que también se produce un impacto sobre las condiciones sociosanitarias de sus comunidades y de la población infantil a su cargo.
Sin embargo, igual que todavía siguen persistiendo muchas desigualdades entre países y entre comunidades con mayor o menor nivel adquisitivo también perduran las brechas de género. En África Subsahariana, la salud de la mujer se sigue viendo afectada por problemas como la malnutrición, las malas condiciones de vida, el menor estatus socioeconómico, la menor tasa de escolarización o la pobreza.
Desigualdades que también se producen cuando ponemos el foco en las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Las ETD tienen una mayor incidencia en las comunidades más desfavorecidas y, dentro de ellas, las mujeres y las niñas sufren las mayores desventajas. Podemos hablar de:
- Acceso limitado a la atención médica: Muchas mujeres, sobre todo aquellas que residen en áreas rurales, tienen problemas para acceder a la atención médica. Esto suele conllevar diagnósticos más tardíos que empeoran el pronóstico y la evolución de la enfermedad.
- Estigma, discriminación y aislamiento social: Cuando las mujeres sufren enfermedades como la lepra o la úlcera de Buruli sufren el rechazo de sus comunidades. Se les culpa, se estigmatiza su situación y se ven abocadas a un aislamiento social con gran impacto en la salud mental.
- Rol del cuidado: También es frecuente que las mujeres tengan que asumir el rol de cuidar a otras personas afectadas por alguna ETD con la carga que esto representa.
- Impacto económico: En algunos casos la exclusión social va de la mano de la falta de oportunidades laborales con el consecuente impacto a la economía.
- Desinformación: También es común que las mujeres se vean afectadas por un menor acceso a la educación y a la información sobre el diagnóstico y tratamiento de las ETD.
Barreras económicas, sociales y culturales que impactan sobre la salud de la mujer y sobre sus condiciones de vida. Es por ello que resulta fundamental el desarrollo de acciones con perspectiva de género que visibilicen y garanticen los derechos de las mujeres.
Emprendimiento y pasos hacia adelante
Pese a que las desigualdades persisten también son notables los avances que se están produciendo. Estas son algunas de las acciones necesarias para seguir construyendo una realidad mejor:
- Conseguir el compromiso político para obtener más recursos que permitan desarrollar estrategias para mejorar la situación sanitaria de las mujeres.
- Movilizar a las comunidades.
- Seguir potenciando todas aquellas actividades con fines educativos y de comunicación.
- Incrementar el número de mujeres que trabajan en la medicina.
En esa línea, Fundación Anesvad tiene claro su compromiso con la igualdad y la equidad. Un camino donde resulta clave dar voz a todas aquellas mujeres y niñas que luchan contra la discriminación y que se refleja en acciones como:
- En la prefactura de Mô, al oeste de Togo, se ha desarrollado un proyecto para mejorar las condiciones de vida de 25 comunidades y conseguir que las mujeres puedan ejercer sus derechos básicos.
- La construcción de un lugar sinónimo de futuro dentro del Hospital Saint Camille de Davougon. En él se ha impulsado un centro femenino para posibilitar la integración profesional y el empoderamiento de adolescentes que son huérfanas o han sido abandonadas.
- Apoyar a las mujeres con discapacidad en Togo para que puedan reclamar su espacio en la sociedad y ejercer sus derechos sanitarios.
- Impulsar el desarrollo local del distrito marfileño de Divo. Un lugar donde ser mujer en una zona rural y padecer una ETD es sinónimo de desigualdad.
Ya sea en Togo, Benin, Costa de Marfil, Ghana o cualquier lugar del mundo la salud de la mujer es un derecho y sus voces deben ser escuchadas y respetadas. De la mano de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es clave seguir desarrollando acciones para abordar las desigualdades que sufren aquellas niñas y mujeres con alguna Enfermedad Tropical Desatendida.