Kone Drissa, Director del centro de Chiépo
"Siempre les decimos que, si alguien se encuentra mal, debe decirlo. Lo anotamos en el cuaderno y les enviamos al hospital, para estar prevenidos y pendientes de su evolución”
El profesorado que trabaja en el colegio de Chièpo, en Costa de Marfil, está acostumbrado a empezar las clases con unos minutos de retraso para dar tiempo a llegar a esas niñas y niños que siempre aparecen un poquito tarde. Esos minutos de espera tienen una doble razón de ser: una vez se encuentra reunido la mayoría del alumnado, además de saber quién ha venido y quién falta, los docentes también hacen un pequeño chequeo de su estado de salud:
“Los profesores y profesoras, al pasar lista, intentan controlarlo. Nos fijamos si alguno tiene llagas y, de ser así, lo enviamos automáticamente al pediatra, porque nunca se sabe si puede tratarse de una llaga incurable, como por ejemplo la úlcera de Buruli. Lo hacemos porque nos han dicho que es necesario realizar un diagnóstico si se detecta una llaga”. Quien nos lo cuenta es Kone Drissa, que lleva siendo director de esta escuela desde 2009. Pero la primera vez que pisó este centro escolar fue hace mucho más tiempo, nada más y nada menos que hace 22 años, cuando se incorporó como becario. Desde entonces ha llovido mucho: “Ahora cuento con 6 docentes aquí. No es fácil, pero nos las arreglamos bastante bien”
Hablar con Kone Drissa nos hace prestar atención a uno de los ejes fundamentales en la prevención y lucha contra las ETD en menores: el equipo docente. Por eso, una de las claves del proyecto de higiene y saneamiento que vienen implementando Fundación Anesvad y la Fundación Raoul Follereau en Chièpo contempla la formación del profesorado y les ofrece pautas de actuación en caso de detectar algún caso sospechoso de ETD:
“El trabajo de Fundación Anesvad y la Fundación Follereau sin duda nos ha enseñado mucho en relación con la limpieza y la salud. Incluso le hemos dicho a las niñas y los niños que nos avisen si se encuentran mal, para llevarlos al hospital, que está muy cerca. Contamos con un cuaderno donde anotamos todos los cuidados que reciben o si finalmente los enviamos al hospital, especialmente cuando se trata de diarreas, dolores de estómago… Siempre les decimos que, si alguien se encuentra mal, debe decirlo. Lo anotamos en el cuaderno y les enviamos al hospital, para estar prevenidos y pendientes de su evolución”
La colaboración entre estudiantes y equipo docente algo fundamental en la lucha contra las ETD
Pero toda esta formación del equipo docente no sería efectiva sin contar también con la implicación de los propios estudiantes, que han aprovechado lo aprendido para organizar clubs de la salud y enseñar todo lo que saben tanto dentro como fuera de la escuela. Sus actividades comprenden tareas habituales como pasar la escoba y limpiar todo el centro. Pero a su vez, también colaboran vaciando las basuras del colegio por la tarde para que los adultos responsables puedan incinerarla con seguridad al final del día y evitar así la acumulación de residuos. Y su director no podría estar más orgulloso de su labor:
“Sin duda, se han esforzado mucho. Nos anima mucho ver que es un proyecto que realmente les resulta útil. Supone construir algo que no había antes. Ahora disponen de estas mejoras y es algo que los ilusiona; ha mejorado su actitud en la escuela. Además, también supone cambios en los hogares. La mejora de su higiene se va con ellos a sus casas y allí también se consigue un impacto positivo”