Acción voluntaria: un pequeño gesto para cambiar las cosas

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Un pequeño gesto. En ocasiones eso es lo que hace falta para dar a conocer una situación y que así ésta comience a revertirse. A veces en forma de dinero, otras en forma de tiempo. Cada uno en la medida de sus posibilidades, pero siempre con ganas. Así es la acción voluntaria de Anesvad.

Unas ganas locas de ayudar, de cambiar las cosas; de que la gente se entere de lo que está sucediendo y ponga de su parte para que los males dejen de considerarse endémicos, para borrar toda la leyenda que circunda ciertas enfermedades, ciertas situaciones. Ya sea en países como India, Tailandia, Ghana y Nicaragua (por citar solo algunos) o sin ir tan lejos, en el propio: basta citar el último proyecto, el documental ‘Habla’, en el que me consta que tanto esfuerzo e ilusión han puesto mis compañeros voluntarios.

Acción voluntaria de Anesvad

Desde que colaboro con Anesvad me he dado cuenta de lo que conllevan muchas situaciones de las que nos hemos habituado a hablar con naturalidad pero que a poco que uno ahonde, nada tienen que ver con la idea que uno tenía en mente, como la lepra, la úlcera de Buruli, la maternidad o la lucha contra la explotación sexual.

Lo que sí tienen en común es que todos ellos son conceptos a los que desde la ONG queremos dar la vuelta. ¿Quién iba a decir si no que con simplemente un calzado se iba a hacer que la vida de tantos afectados por la lepra cambiase de manera radical? Pues esto es lo que se ha conseguido con el proyecto ‘MOBBY’.

Pero no es más que un ejemplo, porque la verdadera solución está en que todos empecemos haciendo pequeños gestos. De lo más básico puede surgir la transformación social que tanto necesitamos.

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Bárbara Sarrionandia
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