¿Sabías que, según la Organización Mundial de la Salud, una persona necesita consumir 100 litros de agua al día? Es la cantidad necesaria para mantenerse hidratado y con una higiene adecuada. Sin embargo, millones de personas en diferentes zonas del mundo están padeciendo la escasez de agua.
¿Qué consecuencias tiene eso para su bienestar y, por tanto, para su salud? En este artículo exploramos este problema medioambiental y su estrecha incompatibilidad con el acceso a la salud. ¿Podemos revertir esta situación?
¿A qué llamamos escasez de agua?
Entendemos como escasez de agua a la falta de los recursos hídricos suficientes para satisfacer las demandas de consumo de una comunidad o región. Nos referimos tanto a no tener suficiente agua como a no tener acceso a una fuente de agua segura.
Y es que los suministros de agua dulce del mundo están disminuyendo de manera constante. Se estima que para el 2030 la demanda de agua aumente un 40%, al tiempo que crezca la población mundial (que, según las estimaciones, llegará a los 9.000 millones de personas). ¿Por qué hay escasez de agua en el mundo?
Algo tan sencillo y que muchos damos por descontado, como abrir el grifo del agua, es realmente complicado en muchos lugares del planeta, especialmente en el norte de África y Oriente Medio. ¿Por qué ocurre esto? Podemos diferenciar varias causas:
- La sequía ocasionada por el cambio climático. Es decir, la ausencia de lluvias por periodos de tiempo cada vez más prolongados.
- La contaminación, tanto del agua como del suelo o del aire.
- El uso descontrolado del recurso hídrico. Este uso descontrolado sucede a gran y pequeña escala; tanto en las fábricas como en los hogares.
En muchos países en desarrollo encontrar una fuente de agua segura requiere mucho tiempo y esfuerzo. Es algo preocupante que está estrechamente relacionado con la ausencia de una buena administración y distribución de los recursos.
Este tipo de escasez de agua es mayoritaria en África subsahariana. La ausencia de infraestructuras adecuadas, los conflictos políticos y también los de tipo étnico no hacen más que agravar la situación.
La presión demográfica es otro factor a tener en cuenta. A medida que crece la población, también lo hacen los problemas para acceder a agua.
Consecuencias de la falta de agua
Es uno de los problemas más graves a los que puede enfrentarse una sociedad. En diferentes lugares de nuestro planeta hay gente que sufre la escasez de agua. Ya sea por las sequías, o porque no tienen acceso al agua potable, lo cierto es que las consecuencias son muy graves para la sociedad:
- Dificultad para encontrar agua potable para que puedan beber las personas y los animales.
- Escasa higiene, que es el caldo de cultivo para la propagación de enfermedades.
- Las cosechas se ven comprometidas, e incluso se secan, por lo que no se producen los alimentos necesarios para cubrir las necesidades nutricionales de la población.
- Los suelos destinados a la ganadería se secan y dejan de ser fértiles.
¿Qué se puede hacer para frenar la escasez de agua?
La clave está en aprender a gestionar los recursos. Las soluciones pasan por abordar de manera eficaz dicha escasez. ¿Cómo? Mejorando procesos como el reuso, almacenamiento, conservación, manejo y la aplicación de tecnologías de tratamiento de agua como la desalinización.
Además, en muchas comunidades, hay que empezar por lo más básico. Es decir, por sensibilizar a la población sobre la necesidad de hacer un uso responsable del agua.
El proyecto de Fundación Anesvad en la comunidad marfileña de Chiepó se basa en mejorar el acceso al agua, el saneamiento y la higiene para combatir las ETD —como la lepra o la úlcera de Buruli—. Para ello, se han dotado de infraestructuras y sistemas de suministro la escuela y el centro de salud. Si a eso le sumamos un esfuerzo educativo y de sensibilización comunitaria y la implicación y empoderamiento de mujeres y niñas, el resultado es una comunidad más preparada para luchar contra las ETD.