Muchos países africanos, que ya se enfrentan a una escasez de vacunas asequibles, se están viendo sorprendidos por la escala sin precedentes del desafío de la distribución cuando las dosis llegan. Entre ellos está Ghana. Es uno de los países económicamente más prolíficos de África subsahariana, pero que se ha topado con la escasez de personal para inocular las remesas de vacunas que está recibiendo.
Cuando a principios de abril Ghana fue el primer país del mundo en recibir 600.000 dosis de vacunas AstraZeneca del fondo COVAX, el país parecía estar preparado para ser punta de lanza en el rezagado plan de vacunación del continente.
Si bien la campaña comenzó el 1 de marzo, Ghana se encuentra en la encrucijada de poder asimilar nuevos cargamentos de vacunas. Esto se da, sobre todo, debido a la falta de financiación y la escasez de personal cualificado para administrarla las dosis.
Vacunas en Ghana que esperan en el congelador
Según declaraciones a Reuters deKwame Amponsa-Achiano, jefe del programa de inmunización de Ghana, el país no tiene capacidad actual para administrar las dosis que siguen llegando a Accra. Allí, miles de vacunas se acumulan en el frío de grandes congeladores, esperando a ser utilizadas.
Y es que el sistema sanitario ghanés tiene un déficit de financiación considerable que se traduce en la falta de recursos (mascarillas, algodón…) y de personal y formación suficientes para distribuir las vacunas con poca antelación. Algunos documentos internos del gobierno estiman el coste de vacunar a 17,6 millones de personas (casi la mitad de la población ghanesa) en 51,7 millones de dólares, de los cuales 7,9 millones se pedirán al Banco Mundial, quedando así 43,8 millones de déficit pendientes de cubrir.
Los retos más allá de la distribución
Ghana, donde el nuevo coronavirus ha afectado a más de 91.000 personas y ha provocado 750 muertes, se considera uno de los países mejor preparados de África para llevar a cabo una campaña de vacunación masiva debido a su estabilidad política y desarrollo económico.,
Aun así, muchos países del continente, además de la escasez de recursos, adolecen de registros irregulares que dificultan la identificación de las personas a las que priorizar en sus planes de vacunación. También existe desconfianza en las autoridades sanitarias, y la falta de concienciación de la población en torno a las vacunas, que genera desconfianza y preocupación por sus posibles efectos secundarios.
Desde Anesvad, y en coordinación con el Ministerio de Sanidad de Ghana, pusimos en marcha un plan de emergencia contra la COVID-19 para repartir EPIs y reforzar el apoyo psicosocial a las trabajadoras y trabajadores sanitarios, así como a personas afectadas por el virus.