Los objetivos en materia de sanidad y desarrollo se van logrando, pero los retos siguen siendo crecientes. Los testimonios recogidos en este artículo dan fe de ambos, y todo ello de la importancia clave de los Agentes de Salud.
Antoinette Kakpo corta racimos de nuez de palma, los apila, se los lleva a casa y ahí corta los frutos a machetazos antes de que se convierta en aceite y otros derivados. Kakpo, presidenta de una cooperativa dedicada a este cultivo, afronta, además de un trabajo duro, el peligro de contraer enfermedades duras por culpa de la suciedad y de la basura. “Afortunadamente Fundación Anesvad nos ha enseñado algunas claves que nos han permitido combatir estas enfermedades, que tienen su origen en los ríos y cursos de agua”.
“Antes”, cuenta Antoinette, “había personas que volvían de las marismas notando la aparición de pequeñas bolas en forma de nódulos, pero no se preocupaban demasiado. Estas bolas son pequeñas y duras, pero no duelen, por lo que no llamábamos a un enlace comunitario para la derivación al hospital de Allada. Pero las llagas acababan creciendo y empezaban a doler y a dar un montón de problemas, a veces hasta provocar la muerte. Gracias a Fundación Anesvad ahora adoptamos medidas de higiene personal, y lavamos y secamos bien la ropa cuando volvemos del campo o de la sabana”.
Cuidando a la colectividad en Salud
Justine Ahouandjinou, que vive en la localidad de Bamin y se dedica a la misma actividad que Kakpo, trabaja, además, cuidando a su colectividad en materia sanitaria. “He recibido formación sobre cómo tratar la llaga del paciente hasta su cicatrización”, explica. “Me han enseñado que cuando tengo un paciente con una llaga, debo disponer de un paño de algodón y asegurarme de que esté realmente limpio, luego hacer una pasta con jabón de palma y limpiar cuidadosamente la herida con ella, y después buscar otro paño para volver a limpiar la herida, esta vez sin jabón. Después, unto manteca de karité sobre la llaga y el paciente toma dos comprimidos de paracetamol por la mañana y por la noche si es adulto”.
Justine explica que “antes no teníamos los medios para tratar las llagas de esta manera, pero gracias al proyecto ya sé que basta con usar jabón de palma y manteca de karité; lo hemos probado y ha funcionado, y estoy muy contenta por ello. La población también lo está: son personas que estaban necesitadas y no tenían medios”.
Objetivos que se cumplen, retos aún pendientes

Pero los retos siguen siendo importantes. Paulin Aoulou, sociólogo y responsable de la sección psicosocial de un proyecto financiado por Fundación Anesvad, considera que “el más esencial consiste en lograr intensificar la sensibilización en las comunidades; que las personas entiendan la importancia de acudir al centro de salud lo antes posible para recibir un tratamiento temprano y no perder tanto tiempo en los terapeutas tradicionales, que no siempre tienen soluciones”. Además, “urge la reinserción socioprofesional de pacientes que, tras hospitalizaciones prolongadas, han perdido el hilo conductor de sus vidas; ayudarles a recuperarse y a retomar alguna dirección socioprofesional para que cuenten con un futuro más esperanzador. Cuando hayamos logrado superar este reto, yo creo que estas personas servirán de ejemplo en las comunidades para convencer a los más reticentes a acudir a tratamientos”.