Funcionamiento de la economía en África subsahariana

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Lejos de la imagen equivocada, la economía subsahariana está marcada por una competitividad y emprendimiento a la altura de sus grandes recursos.

A ojos de muchos, África es tierra de mitos; unos son lugares comunes hermosos —puestas de sol, el ritmo de su música, extensas sabanas con espléndidos animales salvajes—, otros directamente falaces. Entre estos últimos, hay pocos tan injustos e ignorantes como la atribución de una economía precaria e incapaz a los países africanos.

La realidad tiende más a lo contrario: la economía África subsahariana es diversa y compleja, abarcando una amplia gama de países con diferentes niveles de desarrollo económico y desafíos estructurales. En la última década, la región ha experimentado un crecimiento positivo —variable según el territorio— gracias a sus recursos, su escena empresarial y su emprendimiento, y a la estabilidad política.

Recursos minerales, metales y tecnología

Si bien hay países de África Subsahariana que dependen de la exportación de recursos naturales como el petróleo, los minerales y los metales —circunstancia que vuelve más vulnerables sus economías— en otros hay sectores estratégicos como la minería, la energía y la infraestructura que atraen inversiones continentales y extranjeras, lo que mejora su competitividad económica y empresarial.

A favor de África subsahariana —aunque esto también obliga a asumir complejas responsabilidades medioambientales— está su riqueza en oro (Sudáfrica, Ghana, Mali, Burkina Faso y Tanzania), diamantes (Botswana, Sudáfrica, Namibia, Angola y la República Democrática del Congo), platino (Sudáfrica), cobre (Zambia y la RDC), hierro y acero (Sudáfrica y Mauritania), bauxita (Guinea), uranio (Níger, Namibia y Sudáfrica) y coltán (RDC). Esto incide en la capacidad de invertir en otros sectores económicos.

Algunos de esos países, además, están produciendo su propia IA, dispositivos móviles, telemedicina, software, drones, big data y dispositivos, lo que es y será aún más crucial para el futuro del continente. En ciudades como Lagos, Nairobi y Ciudad del Cabo se están desarrollando ecosistemas de startups que están impulsando la innovación en sectores como la tecnología financiera (fintech) y las TIC. La expansión del acceso a internet y la telefonía móvil benefician todo este auge.

El papel de la mujer en la economía

En estos ámbitos es importantísima la presencia de las mujeres. El emprendimiento femenino está en aumento en África, con mujeres que lideran pymes en sectores como la moda, la alimentación, y la tecnología. Que ellas son agentes de cambio que pueden transformar comunidades al crear negocios sostenibles es tan palpable como su entrada en el liderazgo y la política (algo que ya con toda claridad se ve en muchos países subsaharianos).

Ellas son, cada vez en más casos —y lidiando con no pocos prejuicios y estereotipos de género—, las que consiguen acceso a crédito y servicios financieros, las que lideran programas de educación y formación profesional, quienes promueven reformas legales que garanticen la igualdad de derechos en la propiedad de la tierra, el acceso al crédito y la participación en la toma de decisiones.

Predicciones económicas para los próximos años

Así las cosas, se prevé que África subsahariana mantenga un crecimiento económico moderado en los próximos años. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial proyectan tasas de crecimiento promedio del PIB alrededor del 3-4% anual —obviamente con variaciones entre países— alrededor de una economía que se hace fuerte gracias a los sectores tradicionales como la minería, pero también gracias a la tecnología, las telecomunicaciones y los servicios financieros. Que crezca como se espera ayudará al continente a afrontar sus desafíos estructurales, sociales, políticos y climáticos.

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