En los climas tropicales prevalecen las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), que afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más empobrecidas. Su incidencia gobal supone un lastre para el desarrollo de millones de personas en todo el planeta.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen 20 dolencias desatendidas que afectan a más de 1000 millones de personas. Las ETD son enfermedades olvidadas, porque afectan principalmente a personas que viven en zonas rurales, remotas y empobrecidas del trópico.
Las ETD se transmiten por vectores que surgen de ciclos biológicos complejos a través de agentes patógenos como los parásitos, bacterias, hongos, toxinas y virus. Su transmisión se atribuye, entre otros factores, al difícil acceso a servicios de salud pública y agua potable, higiene y saneamiento en las comunidades afectadas. Además, son desatendidas porque no se priorizan en los programas de salud y financiación mundial.
La incidencia de las ETD: un reto de salud global
Más de mil millones de personas en 149 países se ven afectadas por alguna de las 20 ETD existentes. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho pública una hoja de ruta donde se compromete a reducirlas en un 90% en 2030.
Además, el objetivo marcado por la OMS para 2030 es que el 70% de los casos que reciban tratamiento hayan sido diagnosticados previamente. Esto implica un doble foco. Por un lado, mejorar los medios de diagnóstico haciéndolos más accesibles, usables y fiables. Y, por otro lado, tener tratamientos fiables que puedan suministrarse en contextos tan difíciles como aquellos en los que se dan las ETD.
En Fundación Anesvad, trabajamos en 4 países de África subsahariana –Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín- para controlar, eliminar y erradicar 4 ETD de la piel: la lepra, la úlcera de Buruli, el pian y la filariasis linfática.
La detección de casos, clave para controlar las ETD de la piel
El gran reto de las enfermedades olvidadas radica en su detección. Precisamente porque afectan a las personas en los contextos más rurales, alejados, en los que la población muchas veces no sabe siquiera que está enferma. Los datos diagnosticados no representan el total de personas afectadas en el mundo.
Las ETD de la piel que trabajamos no reportan gran cantidad de casos nuevos, pero la subnotificación existente es grande. Por eso apostamos por la detección activa de casos, es decir, ir a buscar a la enfermedad, no esperar a que las personas que se sientan enfermas acudan a los centros de salud. También impulsamos actividades de sensibilización en las comunidades afectadas. Si las personas identifican los síntomas, acudan a los centros de salud, sean diagnosticadas y tratadas interrumpiendo la transmisión y frenando los contagios.
¿Cómo se realizan los diagnósticos para las ETD de la piel?
Las ETD de la piel pueden diagnosticarse clínicamente mediante una inspección visual. La exactitud del diagnóstico clínico dependerá del nivel de conocimientos del personal sanitario que realice la prueba. Por lo tanto, la formación de este personal es esencial para ayudar a la detección a tiempo de estas enfermedades.
Aunque las manifestaciones cutáneas pueden proporcionar parcialmente un diagnóstico clínico, a menudo la confirmación sólo puede hacerse mediante la detección de la presencia de un patógeno (antígeno) o la evidencia de una respuesta inmunitaria a la infección (anticuerpos).
Aquí existe una carencia en la forma en la que se diagnostican diferentes ETD de la piel. Se están realizando esfuerzos para que el diagnóstico de algunas de ellas se realice cerca de los pacientes. Sin embargo, en la actualidad sólo se dispone de una prueba de diagnóstico rápido para la filariasis linfática y el pian. Se están desarrollando otras pruebas de diagnóstico rápido para la úlcera de Buruli, la lepra y la leishmaniasis cutánea, pero todavía no están disponibles.
También existen proyectos de investigación que están explorando plataformas múltiples para el diagnóstico de varias ETD cutáneas a la vez. Gran parte de los trabajos se refieren a la serovigilancia, que es el método que probablemente más se pueda integrar para la vigilancia de múltiples enfermedades de las ETD de la piel y otras.
Mientras se trabaja en estas carencias, ya existen varios métodos de laboratorio para confirmar el diagnóstico de muchas ETD de la piel. Estos métodos convencionales incluyen la microscopía, el cultivo, reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la dermatopatología. Aunque estos métodos no siempre son fáciles de aplicar sobre el terreno o disponibles en algunas situaciones, a menudo siguen siendo la única forma de confirmar casos. Las instalaciones y equipos, así como la creación de capacidad para realizar estas pruebas varían en los diferentes países, por lo que el tiempo de diagnóstico también puede variar.
Por ello, y para llegar a detectar las ETD a tiempo y evitar el sufrimiento de quienes las padecen, el apoyo al diagnóstico de laboratorio debe reforzarse. En Fundación Anesvad apostamos por la investigación de nuevas formas de diagnóstico más rápidas, eficaces y cercanas a los pacientes, que permitan mejorar la atención sanitaria y evitar discapacidades asociadas a las ETD de la piel.