Buena parte del continente lo ocupa el vasto territorio que nace bajo el desierto del Sáhara. Los 46 países de esta región forman un fascinante crisol de culturas, con tantas diferencias como desafíos compartidos.
Con una extensión de más de 30 millones de kilómetros cuadrados —el 20,4% de todo el planeta—, África es el tercer continente más grande del globo. Huelga decir a estas alturas que no hay tal cosa como un idioma o cultura “africanos”: hablamos de 54 países en los que se hablan más de 1500 lenguas y dialectos. 46 de estos países pertenecen al África subsahariana, región que —tampoco esto pide mayor explicación— incluye todos los países del continente al sur del desierto del Sahara, con la excepción de los del norte de África que forman parte del Magreb y del Mashreq.
46 países subsaharianos
Los países subsaharianos son estos:
- Angola
- Benín
- Botsuana
- Burkina Faso
- Burundi
- Cabo Verde
- Camerún
- Chad
- Comoras
- Congo
- Costa de Marfil
- Djibouti
- Esuatini
- Etiopía
- Gabón
- Gambia
- Ghana
- Guinea
- Guinea-Bissau
- Guinea Ecuatorial
- Kenia
- Lesoto
- Liberia
- Madagascar
- Malaui
- Malí
- Mauricio
- Mozambique
- Namibia
- Níger
- Nigeria
- República Centroafricana
- Ruanda
- Santo Tomé y Príncipe
- Senegal
- Seychelles
- Sierra Leona
- Somalia
- Sudáfrica
- Sudán del Sur
- Tanzania
- Togo
- Uganda
- Zambia
- Zimbabue
¿Qué tienen en común los países subsaharianos?
Muchas cosas: clima (tropicales, ecuatoriales, semiáridos, desérticos); biodiversidad (múltiples especies animales y vegetales en parques nacionales y reservas naturales a veces compartidas); diversidad cultural (música, arte, prácticas y costumbres tradicionales presentes en múltiples etnias…).
También lenguas: comparten las locales y regionales, y las coloniales, como el francés, el inglés o el portugués. Esto recuerda otro factor común: muchos países subsaharianos fueron colonizados por potencias europeas como Francia, Reino Unido, Portugal, Alemania, Bélgica, Italia y España.
Otro factor común son sus sistemas económicos, con predominancia de economías basadas en la agricultura, la minería y la explotación de recursos naturales y la dependencia de la exportación de materias primas como petróleo, minerales, café, cacao y otros productos agrícolas.
El desarrollo en África subsahariana
También los desafíos de desarrollo son comunes: buena parte del territorio subsahariano enfrenta idénticos retos como la pobreza, el acceso limitado a la educación y servicios de salud y la infraestructura deficiente. También problemas de gobernanza y estabilidad política, incluidos conflictos internos y corrupción.
Aunque el desarrollo en África subsahariana es una cuestión muy compleja y con múltiples implicaciones, la variedad de factores sociales, económicos y políticos puede encuadrarse en una serie de factores clave que van desde el crecimiento de la economía y las infraestructuras de cada país hasta el acceso a la educación y la salud pública, desde la reducción de la pobreza y la desigualdad, de la gobernanza y la estabilidad política al medio ambiente y la sostenibilidad.
El desarrollo en África subsahariana es, en definitiva, un proceso continuo y plural, con logros significativos aunque también desafíos pendientes que urge llevar adelante.