África avanza como continente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con grandes retos estructurales. Realizar proyectos que integren estos objetivos y apoyen su consecución es fundamental para el bienestar de las y los africanos.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) había pronosticado que entre 2019 y 2023, 6 de las 15 economías de mayor crecimiento estarían de África. Según el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) de 2019, los países africanos fueron testigos de importantes mejoras en materia de desarrollo humano. Esto se traducía en un aumento de la esperanza de vida en más de 11 años entre 1990 y 2018, y un mayor número de personas con acceso a la salud y la educación.
No obstante, la pandemia de la COVID-19 ha hecho mella en el desarrollo del continente, paralizando muchos de estos avances, como la lucha contra el hambre, el acceso a la educación de las niñas o la mejora de los sistemas sanitarios. Aún y todo, los avances en el continente son imparables. El reto ahora es que África siga desarrollándose de forma sostenible.
Los grandes retos para el desarrollo sostenible de África
Según Naciones Unidas, para conseguir un verdadero desarrollo sostenible del continente africano, a grandes rasgos, se debería:
- garantizar una gestión macroeconómica eficaz y eficiente y acelerar la transformación y diversificación económica inclusiva;
- aprovechar la demografía joven e invertir en el empoderamiento de los jóvenes y las mujeres. Los tres ejes prioritarios para dar voz a estas personas que, por lo general, no ostentan el poder político ni económico son: la salud, la educación y el empleo;
- fomentar la acción climática y la resiliencia socioecológica;
- avanzar hacia la paz, la seguridad y el respeto de los derechos humanos en los contextos más inestables y con conflictos activos;
- dar una solución humanitaria a los flujos de personas desplazadas y migrantes;
- aprovechar las nuevas tecnologías y permitir las transiciones digitales para el crecimiento y el desarrollo inclusivo;
Proyectos sostenibles en África: el sector agrícola ante el cambio climático
Un ejemplo claro del reto para el desarrollo sostenible de África es el sector agrícola. El sector agrícola africano es muy vulnerable a los efectos del cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos —como las grandes tormentas, las lluvias torrenciales y los periodos prolongados de sequía— amenazan la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de pequeños agricultores, especialmente la población empobrecida del medio rural. A esto se le unen las plagas y la batalla por el control de la tierra y los recursos entre algunos estados y grupos insurgentes, como sucede en Burkina Faso, Etiopía o Somalia.
En este contexto, se antoja difícil trabajar en el sector primario e innovar para un desarrollo sostenible. Por suerte, iniciativas de organizaciones como One Acre Fund o Green Climate Fund está cambiando esta narrativa a través de la democratización del suelo, el incentivo de cooperativas agrícolas y la promoción unos salarios dignos para las y los agricultores.
A través de Weconomy, la gestión responsable de nuestro patrimonio, desde Fundación Anesvad también contribuimos al cambio de este paradigma. Nos sumamos a fondos de impacto como Amsons para dotar de molinos de trigo y almacenamiento a pequeños agricultores de Tanzania.
Si bien Tanzania tenía un sector de producción de trigo muy dinámico hace varias décadas, la realidad actual no es así. Para hacer frente a la creciente demanda de harina de trigo tanto en Tanzania como en países vecinos, estamos apoyando el abastecimiento de 19.000 toneladas de 35 pequeños agricultores (de 20 a 200 hectáreas cada uno) y de dos grandes agricultores (de más de 200 hectáreas cada uno). Además, todos ellos han mejorado sus contratos y precios de venta del trigo que producen.
Se trata, al fin y al cabo, de priorizar la materia prima local y de apoyar a los agricultores. El objetivo es mejorar la calidad de la cosecha de este alimento para que sea respetuoso con el medio ambiente.