La desnutrición infantil de hoy es la pobreza del mañana

Imagen de La desnutrición infantil de hoy es la pobreza del mañana

La desnutrición infantil es uno de los problemas de salud pública más importante en los países en desarrollo y afecta de forma desproporcionada a la infancia. El estado nutricional de niñas y niños puede exponerles a contraer enfermedades infecciosas, padecer discapacidad y perpetuar el ciclo de la pobreza.

Según un reciente estudio de UNICEF, en 2020 149,2 millones de niñas y niños menores de 5 años sufrían retraso en su crecimiento. Además, 45,4 millones padecían bajo peso o emaciación a causa de la desnutrición. Una lacra cuya solución parece simple: hay que garantizar que tengan acceso constante a alimentos suficientes, nutritivos y que estén adecuadamente preparados. Pero las causas del hambre, ocasional o crónica, son de origen múltiple y existen varios factores que la originan.

Ebook Infancia

¿Qué factores influyen en la desnutrición infantil?

El estado nutricional de las personas depende de varios factores además del acceso a alimentos tales como:

  • Disponer de un entorno saludable
  • Disfrutar y practicar cuidados
  • Tener acceso a agua limpia, saneamiento e higiene
  • Acceder a servicios de salud

Muchas niñas y niños de contextos rurales y empobrecidos no viven en entornos seguros para que estos factores se cumplan, afectando así a su crecimiento e hipotecando sus posibilidades de vivir una vida plena en el futuro. Al fin y al cabo, la nutrición y el bienestar de la infancia son base de una sociedad productiva y sana.

Tipos de desnutrición

Existen diferentes tipos de desnutrición con sus características propias. Son los siguientes: 

  • Desnutrición calórica:  También es conocida con el nombre de marasmo y ocurre al consumir una cantidad de alimentos escasa que produce una disminución prolongada en la ingesta de nutrientes. Provoca retrasos en el crecimiento de los niños y niñas, la ausencia de energía para realizar actos de la vida cotidiana, delgadez excesiva y pérdida de las reservas musculares y grasas. 
  • Desnutrición proteica: Este tipo se caracteriza por la existencia de un déficit en el número de proteínas bien por una baja ingesta o porque aumentan los requerimientos a causa de infecciones, estrés o un traumatismo. Conlleva un riesgo significativo para la vida humana y produce problemas como caída del cabello, acumulación de agua en las piernas, alteraciones en la piel y problemas de desarrollo en los más pequeños. 
  • Desnutrición mixta: Tal y como señala su nombre es una versión combinada de los dos tipos anteriores. En el ámbito sanitario es la más grave y también la más común. Suele ocurrir en personas con marasmo que se ven sometidos a situaciones de estrés. 

Para finalizar este bloque es importante hablar de la desnutrición crónica que afecta a millones de niños y niñas en África. Se debe a la falta de nutrientes como la vitamina A, el ácido fólico, proteínas o hierro junto a otros factores como los problemas para acceder al agua potable. Provoca efectos a largo plazo como el retraso en el crecimiento. En el caso de las niñas conlleva notables consecuencias físicas y problemas en la vida adulta. Por ejemplo, cuando se quedan embarazadas sufren graves complicaciones en el parto porque sus caderas son más pequeñas de lo habitual. 

¿Cómo medir la desnutrición?

Existen diferentes fórmulas que se utilizan para evaluar la desnutrición. En adultos la opción más conocida es el Índice Masa Corporal (IMC) que evalúa la relación entre el peso y la talla de cada persona. En el caso de los menores es común utilizar la curva de crecimiento que relaciona el peso y la altura. 

Otra alternativa es la realización de una valoración nutricional. En este caso se busca detectar los signos de malnutrición y las enfermedades derivadas; se pregunta a la persona por su alimentación cotidiana; se explora la masticación y la deglución y se evalúan los factores de riesgo de desnutrición en base a la historia clínica. 

¿Cómo afecta la desnutrición a niñas y niños?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de toda la mortalidad infantil se debe a problemas relacionados con la desnutrición.

Además, cada niña o niño con desnutrición leve tiene 2,5 veces más posibilidades de morir por una enfermedad infecciosa que uno bien nutrido, 4,6 veces si la desnutrición es moderada y, al padecer desnutrición severa, la cifra se eleva a 8,4 veces.

Y es que la desnutrición infantil les priva de los nutrientes necesarios en su periodo más importante de crecimiento, generando secuelas tanto mentales como físicas, que son irreversibles y permanentes. Además de impedir el desarrollo del completo potencial de la infancia, la desnutrición repercute también en el progreso económico e impone costos adicionales a la sociedad, añadiendo presión sobre los sistemas de educación y salud.

De hecho, se calcula que las pérdidas de productividad superan el 10% de los ingresos que una persona obtendría a lo largo de su vida a causa de la desnutrición. La nutrición adecuada no es solo una cuestión de la infancia. Toda la sociedad se beneficia de que las generaciones del futuro estén bien alimentadas. Por eso debemos actuar desde diferentes frentes y en colaboración entre organizaciones y las comunidades que sufren las consecuencias de la desnutrición.

Ebook - Infancia

Situación de la desnutrición

Aunque en la actualidad el número de niños y niñas desnutridos es menor que en el decenio de 1990, en el mundo en desarrollo unos 143 millones de niños menores de cinco años -o uno de cada cuatro- tienen peso inferior al normal, y sólo el 38% de los niños y niñas menores de seis meses son amamantados de manera exclusiva.

La Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 reconoce el derecho de todos los niños a disfrutar del más alto nivel posible de salud y, en especial, contempla el derecho a una buena nutrición. Todos los gobiernos tienen la responsabilidad jurídica de proteger esos derechos, y el cumplimiento de esta obligación es para el bien de toda la sociedad. La desnutrición es tanto una causa como una consecuencia de la pobreza.

La nutrición adecuada no es solo una cuestión de la infancia. Toda la sociedad se beneficia de que las generaciones del futuro estén bien alimentadas. Las personas que gozan de una niñez aprenderán con más facilidad, serán más productivas y, por tanto, servirán al desarrollo de su sociedad. La nutrición y el bienestar de la infancia son la base de una sociedad productiva y sana.

Superar la desnutrición, clave para los países en desarrollo

La desnutrición es uno de los problemas más graves en los países en desarrollo. Además, aunque afecta a toda la población, su incidencia tiene efectos más graves en la población infantil y en las mujeres. 

No se trata solo de un problema de nutrición sino que abarca muchos más aspectos. Existe una notable retroalimentación entre la desnutrición y otros problemas como la mortalidad infantil, la falta de acceso a agua potable y el desarrollo de enfermedades. Por ejemplo, en muchos hospitales del África subsahariana los pacientes dependen de su red familiar y social para alimentarse porque los centros no cuentan con todos los recursos necesarios.  

Por ello, desde Fundación Anesvad financiamos opciones como el Programa Nacional de Lucha contra las Enfermedades Tropicales Desatendidas del gobierno togolés que proporciona un sustento alimenticio a muchos niños y niñas. Una lucha contra la desnutrición que no se solo se consigue aportando alimentos. Aspectos como dotar de la formación necesaria a la sociedad en materia alimentaria; mejorar las infraestructuras de acceso al agua y los servicios sanitarios también contribuyen a dar gramos de vida a muchas comunidades y mejorar su futuro a corto y largo plazo.  

Imagen de perfil de Mikel Edeso
Mikel Edeso
Compartir a través de:
Contenidos relacionados