La pobreza impide que millones de personas tengan sus necesidades básicas cubiertas y puedan desarrollar una vida digna. Analizamos qué es la pobreza, cómo se calcula la línea de falta y cómo afecta al bienestar de las personas.
Cuando hablamos de escasez, la imagen que nos viene a la mente puede ser algo simplista. La realidad de lo que es la pobreza realmente es más compleja, y obedece a muchos determinantes socio-económicos que difieren de un lugar a otro.
¿Qué es la pobreza?
La ONU define la pobreza como la condición por la cual las necesidades básicas de las personas no están cubiertas. Estas son la alimentación, el agua potable, el acceso a instalaciones sanitarias y el Derecho a la Salud, la vivienda, la educación o la información, entre otras.
¿Cómo se calcula la línea de la pobreza?
La línea de la escasez es el parámetro que calcula la cuantía mínima de dinero que una persona adulta necesita al día para cubrir sus necesidades básicas. Ésta difiere de un país o región a otro en función del poder adquisitivo, pero en términos globales el Banco Mundial la establece en unos 1,50€/día/persona.
Más de 780 millones de personas viven en una carencia extrema, 4 de cada 5 viven en entornos rurales, y la mayoría de ellas son mujeres y niñas y niños. Las tasas más altas de pobreza se dan en regiones de Asia meridional y África subsahariana, principalmente en países pequeños y expuestos a desastres naturales y conflictos violentos.
Escasez y Salud
La escasez no se elige. No se produce por una falta de esfuerzo o ganas por “dejar de ser pobre”. La pobreza se origina y se perpetúa por la desigualdad en el acceso a los recursos y oportunidades, entre los que se encuentra el Derecho a la Salud. Allá donde las comunidades no pueden acceder a servicios sanitarios básicos, la posibilidad de transmitir enfermedades infecciosas aumenta y, en consecuencia, esto afecta a todos los aspectos de sus vidas. Este círculo de la pobreza impide que las personas puedan alimentarse bien, formarse, ganarse la vida y labrarse un futuro.