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Economía africana en tiempos de pandemia

Imagen de Economía africana en tiempos de pandemia

2020 puso contra las cuerdas al mundo. Fue un año doloroso para la especie humana en su conjunto. África atravesó la crisis con una resiliencia ejemplar devenida de pandemias anteriores, pero también con desafíos estructurales cuya economía que aún debe resolver.

Economía africana

Cómo la pandemia afectó al continente africano

África enfrentó sus propios desafíos una gran resiliencia. En un impacto inicial —en el bienio 2020-2021— sufrió un duro golpe: contracción del PIB regional del ~2% en 2020 (fue la primera recesión en 25 años). El Covid19 supuso el colapso de sectores como el turismo, el transporte aéreo, la minería y las exportaciones de petróleo. Esto hizo aumentar la pobreza extrema y el desempleo, especialmente en sectores informales (que abarcan más del 85% del empleo africano). La deuda externa se disparó, dejando a muchos países al borde de la quiebra.

El bienio 2022-2023 fue un tiempo de cierta recuperación, sobre todo en países ricos en materias primas como Nigeria, Angola o Zambia, que se beneficiaron del alza de precios globales pospandemia. A pesar de todo fue un periodo complejo dada la inflación —sobre todo en alimentos y combustibles— generada por la guerra en Ucrania.

Estos años, y los venideros, los han marcado avances interesantes como la digitalización —uso de pagos móviles, fintech y comercio electrónico—, la integración regional materializada en la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) —creada para reducir la dependencia externa— y la diversificación (concebida para reducir su dependencia de materias primas), así como las inversiones en energías renovables y manufactura ligera.

Otras pandemias sufridas en África

África ha enfrentado varias pandemias y epidemias graves a lo largo de su historia, algunas de ellas incluso peores que el Covid-19 en cuanto a mortalidad, salud pública y economía. La más devastadora ha sido el sida, que en su punto álgido (años 90 a 2000) llegó a concentrar, en África subsahariana, cerca del 70% de los casos globales, y que aún hoy —en tiempos de antirretrovirales— siendo una epidemia crónica. La tuberculosis es altamente prevalente, especialmente entre personas con VIH.

Otro mal devastador —recurrente desde 1976— es el ébola, que entre 2014 y 2016 llegó a matar a casi 11.000 personas en Guinea, Liberia y Sierra Leona. También hay que seguir hablando de cólera —frecuente en zonas con problemas de agua (Mozambique, República Democrática del Congo, Nigeria) y de meningitis meningocócica (muy presente en el Sahel, de Senegal a Etiopía). También relacionada con el agua —aunque no se considere estrictamente una pandemia— es la malaria, mal endémico presente en África tropical y subtropical. Causa cada año cientos de miles de muertes, especialmente en niños menores de cinco años.

La importancia de la higiene alimentaria en la prevención de pandemias

La higiene alimentaria es fundamental en la prevención de pandemias y epidemias en África. Su correcta aplicación tiene un efecto definitivo en múltiples aspectos: previene enfermedades zoonóticas (muchas pandemias recientes como el ébola, el Covid-19 o la gripe aviar tienen origen animal) y reduce enfermedades transmitidas por alimentos (cólera, fiebre tifoidea, hepatitis A, salmonella y diarreas severas están estrechamente ligados al consumo de agua y alimentos contaminados) y asesta un duro golpe a ETD como la úlcera de Buruli o el pian. Además fortalecería los sistemas de salud pública.

Las acciones concretas que marcan el camino son la presencia de agua potable y saneamiento básico en mercados y hogares, el control de alimentos en mercados tradicionales, la educación comunitaria sobre lavado de manos, cocción adecuada de carnes, y manejo de residuos y, por supuesto, la vigilancia sanitaria en personas y también en animales, para detectar y contener enfermedades.

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Mikel Edeso
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