A día de hoy se desconoce el modo exacto de trasmisión de la úlcera de Buruli. Los esfuerzos para investigar esta enfermedad podrían reducir su tiempo de tratamiento y agilizar su detección. Facilitando la recuperación de las personas que la sufren en contextos empobrecidos.
En el mundo interconectado en el que vivimos, la investigación médica internacional se centra desproporcionadamente en las enfermedades más prevalentes del Norte Global, dejando las enfermedades de la pobreza en un segundo plano. En la investigación en salud se produce una paradoja: casi el 90% de los recursos se destinan a intentar resolver el 10% de los problemas de salud global. Por este motivo, dedicar esfuerzos a la investigación sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) es fundamental. Nadie repara en estas enfermedades olvidadas. Para revertir esta desigualdad, muchas organizaciones trabajamos codo a codo con laboratorios en lugares endémicos de África, donde se concentran los casos de una veintena de ETD. La úlcera de Buruli es una de ellas.
Investigar la úlcera de Buruli para mejorar la vida de quien la sufre
La úlcera de Buruli la produce una micobacteria ambiental, Mycobacterium ulcerans. Afecta a los tejidos blandos y huesos, causando discapacidad si no se trata a tiempo. En la actualidad, el tratamiento recomendado por la OMS requiere 8 semanas de dos antibióticos (rifampicina y claritromicina), administrados diariamente. Además, se necesitan muchos cuidados para poder curar las úlceras que produce la enfermedad y evitar que las personas afectadas necesiten injertos de piel y cirugía.
A través de varios proyectos de investigación a nivel internacional, se están buscando soluciones para reducir el tiempo de tratamiento y mejorar la forma de detectar esta enfermedad. Un tratamiento más corto, altamente efectivo y totalmente oral reduciría el tiempo de curación. Además, requeriría una menor hospitalización y, por tanto, menos coste, con una terapia más sencilla y breve. Por otro lado, agilizar las técnicas de detección de casos evitaría un sinfín de complicaciones derivadas de un tratamiento tardío, reduciendo la discapacidad asociada a la enfermedad. En 2019 la OMS estableció la Red de Laboratorios para la lucha contra la Úlcera de Buruli en África (BU-LABNET), cuyo objetivo es ayudar a reforzar la confirmación mediante la prueba de PCR en 9 países de África donde la enfermedad es endémica.