La importancia de canalizar la lucha contra las ETD a través de los sistemas públicos de salud

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El pasado 24 de mayo, Fundación Anesvad coorganizó, junto a ILDS (International League of Dermatological Societies) un encuentro paralelo (side meeting) en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, centrada en las enfermedades olvidadas de la piel. Nuestro director general, Iñigo Lasa, tuvo la oportunidad de presentar el trabajo que realizamos.

Nuestra compañera Inés Egino se encargó de coorganizar tanto la parte logística como metodológica. Nos comparte una de las conclusiones clave que han resultado como conclusión de este evento: las acciones para atender las enfermedades olvidadas de la piel deben estar lideradas por el gobierno.

“En este sentido, Fundación Anesvad debe sentirse orgullosa del trabajo realizado junto a los programas de salud de los países donde colaboramos. Tenemos mucho camino avanzado y este mensaje consensuado desde la Asamblea Mundial de la Salud, respalda nuestro enfoque”. Comenta Inés.

En su opinión, los sistemas nacionales de salud son los únicos con la capacidad para llegar a las personas más olvidadas, ofrecer un servicio sin ningún tipo de discriminación socio-económica, garantizar la sostenibilidad del servicio, dar seguimiento al estado de pacientes y coordinarse con otras áreas de los servicios públicos para atajar los condicionantes sociales que tanto afectan a la hora de tener más riesgo de contraer la enfermedad o de no atajar sus consecuencias a tiempo.

Pasos determinantes en las políticas nacionales e internacionales

Si bien, se debe asegurar que todos los procesos relacionados con la gestión de los servicios de salud y el desarrollo de capacidades estén dirigidos por el gobierno, el camino hacia la inclusión de las enfermedades olvidadas de la piel en las políticas nacionales e internacionales requiere de:

  • Aceptación, iniciación y  adaptación de sus procesos  por los estados.
  • Participación de los curanderos tradicionales y los condicionantes culturales en la puesta en marcha y adaptación.
  • Fortalecer la capacidad de los trabajadores de atención primaria de la salud para diagnosticar y tratar enfermedades comunes de la piel.
  • Apoyo a la formación y distribución geográfica de dermatólogos.
  • Fortalecer la vigilancia e integrar el reporte de enfermedades de la piel.
  • Promover el acceso al sistema de salud de los grupos más vulnerables en coordinación con otros sectores
  • Abordar los determinantes sociales de la salud desde un enfoque interseccional para garantizar que nadie se quede atrás.

Con referencia a este último punto, Inés añade que para que nadie se quede atrás, hay que prestar mucha atención al género. Ya que, “puede que el nivel de contagios en mujeres no sea muy superior en determinados casos, pero donde existe una clara brecha es en las consecuencias para sus vidas una vez contraen alguna de estas enfermedades. No cuentan con el mismo apoyo familiar, la tasa de abandono del tratamiento es superior y las dificultades para superar el estigma se multiplican”.

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Guillermo Maceiras
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