La historia de Liberia es un relato fascinante que se entrelaza con la lucha por la libertad y la autodeterminación a nivel sociopolítico: tiene sus raíces en la Sociedad Americana de Colonización (ACS), una organización fundada en 1816 que facilitaba el asentamiento de colonos afroamericanos en África Occidental.
La ACS estableció su primera colonia en 1821, estableciendo un asentamiento que se convertiría en la capital, Monrovia. Esta colonización no estuvo exenta de desafíos, incluyendo la lucha contra enfermedades y las tensiones con las comunidades indígenas locales. Sin embargo, los colonos estadounidenses perseveraron, estableciendo un fuerte legado de influencia estadounidense en la región.
Las y los colonos estadounidenses, conocidos como américo-liberianos, llevaron consigo su cultura, religión y sistema de gobierno. Esto condujo a la creación de una sociedad que reflejaba en gran medida la de los Estados Unidos, con un sistema político democrático y una economía agrícola. Sin embargo, este legado también generó tensiones y desigualdades profundas, ya que la élite americo-liberiana ejercía un poder significativo, excluyendo a las poblaciones indígenas de la toma de decisiones.
Desafíos en la historia de Liberia
Liberia ha enfrentado una serie de desafíos históricos que han dado forma a su evolución sociopolítica. Las tensiones entre los americo-liberianos y las poblaciones indígenas culminaron en la Primera y Segunda Guerras Civiles en las décadas de 1980 y 1990. Estos conflictos dejaron un legado de devastación y trauma que el país aún está tratando de superar.
Declaración de Independencia: un nuevo comienzo
Fundada por esclavos liberados de Estados Unidos, con una Constitución calcada de la estadounidense, nació como país libre pero pronto esta minoría de colonos —los américo-liberianos— se hizo fuerte para gobernar con mano de hierro, durante casi siglo y medio, al otro 95% de la población. En 1980, un golpe de Estado indígena depuso al presidente William Tolbert e impuso a Samuel Kanyon Doe; ambos terminarían encarcelados.
No mejoraron las cosas en esos años: a Liberia le esperaban dos guerras civiles seguidas: la primera entre 1989 y 1996, con protagonismo del opositor Charles Taylor —que también sería encausado por crímenes de guerra y terminaría en el exilio— y la segunda entre 1997 y 2003. El país continuó con un gobierno de transición a cargo de un empresario (Charles Gyude Bryant, juzgado en 2007 por robo de fondos gubernamentales) y otro a cargo de Ellen Johnson-Sirleaf (una antigua economista descendiente de américo-liberianos e indígenas que estuvo al mando del país entre 2006 y 2018 y vio reconocida su contribución al país con el Premio Nobel de la Paz).
Liberia: de la independencia a la modernidad
A lo largo de los doce años de gestión de Johnson-Sirleaf, Liberia ha logrado aumentar su PIB en un 248%, pasando de 604 a 2.101 millones de dólares, y que la esperanza de vida escale desde los 56 a los 62 años. Pero también se ha visto abocada a la crisis del ébola que en 2014 mató a casi 5.000 personas y en 2016 arrastró el PIB del país —un país con un histórico déficit de infraestructuras— a un decrecimiento del 1,6%.
2017 escenificó el momento de transición: un antes y un después, o al menos una oportunidad para que una generación de niños que fueron soldados y ahora son adultos decidiera el futuro de su país: Liberia iniciaba así su primera transición democrática de poderes en siete décadas. Las elecciones de ese año pusieron en liza a una veintena de candidatos, entre ellos el ex vicepresidente ejecutivo de Coca Cola, el ex señor de la guerra Prince Johnson y el ex futbolista George Weah, candidato del Congreso para el Cambio Democrático (CCD). Ganó este último.
Hacia una nueva era: Liberia en el siglo XXI
Weah afrontó la empresa de mantener la paz en un país que ha sufrido dos guerras civiles (1989-1996 y 1999-2003) que costaron la vida a más de 150.000 personas y que causó centenares de miles de desplazados y refugiados. No es empresa fácil reducir la pobreza (el 50% de la población vive por debajo de su umbral), eliminar la corrupción y revitalizar la economía, tocada los últimos tres años desde la crisis del ébola.
Las urnas le castigan seis años más tarde: en noviembre de 2023, aceptada la nominación de su partido para presentarse a un segundo mandato, Weah reconoce su derrota en las elecciones presidenciales ante el opositor Joseph Boakai, las primeras organizadas sin la presencia de la misión de Naciones Unidas en el país. Haciendo gala de fair play, el ex futbolista admite que su partido “ha perdido las elecciones pero Liberia ha ganado. Es el momento de la elegancia en la derrota”.
La desventaja respecto a su rival era de algo más de 28.000 votos; escaso margen en un total de 1,6 millones. Boakai abre así una nueva etapa en la siempre complicada esfera política liberiana.
De la independencia a la modernidad
A pesar de sus desafíos, Liberia ha avanzado hacia la estabilidad y la democracia, no sin retrocesos casi de forma sistémica. En 2005, el país celebró elecciones democráticas que llevaron a Ellen Johnson Sirleaf a convertirse en la primera presidenta electa de Liberia y de África. Su presidencia marcó un hito importante en la historia del país y demostró su compromiso con la democracia y la igualdad. En el año 2011, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su papel en la reconciliación después del conflicto bélico y su firme compromiso con la promoción de la paz y la no violencia. Permaneció en el cargo hasta el año 2017, momento en el cual George Weah, un antiguo futbolista, ganó las elecciones y asumió la presidencia. En octubre de este año, están programadas elecciones presidenciales en las que Weah se enfrentará en las urnas al exitoso empresario Alexander Cummings.
Diversidad cultural y desafíos actuales
Liberia es una nación diversa en términos de etnias y culturas, con una población que incluye una amplia variedad de grupos étnicos indígenas. A pesar de esta diversidad, el país ha enfrentado dificultades en la promoción de la igualdad y la inclusión de todos los grupos étnicos en la toma de decisiones y en el acceso a recursos y oportunidades. El proceso de reconciliación y reconstrucción después de los conflictos civiles ha sido difícil pero esencial para el futuro de Liberia. La comunidad internacional, incluidas las Naciones Unidas, ha brindado apoyo en los esfuerzos de reconstrucción y desarrollo del país.
La igualdad de género también es un tema crucial en Liberia. A pesar de avances significativos en la promoción de los derechos de las mujeres, persisten desafíos como la violencia de género y la falta de acceso a servicios de salud y educación para las mujeres y niñas.
A pesar de los esfuerzos de reconstrucción, la infraestructura básica, como carreteras y servicios de agua y saneamiento, sigue siendo insuficiente en muchas áreas. La población, especialmente en zonas rurales, a menudo lucha por acceder a alimentos y agua potable de manera regular.
La atención médica en Liberia ha sido un problema persistente. La falta de instalaciones médicas, personal capacitado y recursos adecuados ha resultado en un acceso limitado a servicios de atención médica de calidad, especialmente en áreas rurales. Las enfermedades infecciosas, como la malaria y el VIH/SIDA, siguen siendo preocupaciones de salud importantes. Lamentablemente, las Enfermedades Tropicales Desatendidas no son una excepción.
Un futuro de esperanza para Liberia
La historia de Liberia es un relato de lucha por la libertad. A pesar de los desafíos históricos, el país avanza hacia un futuro de esperanza y oportunidad. Liberia busca construir una sociedad inclusiva donde todas las personas, independientemente de su origen étnico o género, puedan disfrutar de los beneficios de la libertad y la igualdad.
En resumen, Liberia ha avanzado en la recuperación después de décadas de conflictos, pero enfrenta desafíos significativos en salud y bienestar humanitario. Se necesita inversión en infraestructura de salud y servicios básicos, así como en la mejora de la educación y el acceso a oportunidades económicas para avanzar hacia una situación humanitaria y de salud más sólida y sostenible.
La historia de Liberia nos recuerda que la lucha por la justicia y la dignidad humana es una tarea ardua, pero fundamental. A medida que el país continúa su camino hacia la estabilidad y el desarrollo, enfrenta desafíos sociopolíticos continuos que requieren una atención constante y un compromiso con los valores de igualdad y justicia.