El cambio climático es hoy una realidad. Ya no hay dudas. Y va mucho más allá del aumento de las temperaturas, la desertificación o los desastres naturales que vemos en los telediarios. Va de personas que dependen del clima para poder cultivar, comer, vivir, para no tener que migrar.
Para tener salud.
El cambio climático multiplica la pobreza, las enfermedades y las desigualdades en todo el mundo, especialmente en África. Sin embargo, el continente más olvidado tan sólo produce un 3,8% del total mundial de gases de efecto invernadero. África es el continente que menos contribuye al cambio climático y sin embargo el que lo va a sufrir de manera más desproporcionada. África, una vez más, paga las consecuencias de los actos de la otra parte del mundo.
Las alteraciones climatológicas están aumentando los casos de enfermedades como la malaria o el ébola. La pérdida de biodiversidad, la escasez y la mala calidad del agua, ayudan a la expansión de las enfermedades tropicales desatendidas. Es crucial poder monitorizarlas y controlarlas para evitar que sigan expandiéndose y afectando a la salud de miles de personas.
La salud del planeta empieza por la salud de las personas que viven en él. Ya no hay tiempo de excusas ni demoras. Este año tenemos la oportunidad de amplificar las voces de quienes más sufren el cambio climático. Tenemos la oportunidad de dar voz a miles de personas olvidadas africanas y exigir justicia. Social y climática.