Menos medios y menos recursos sanitarios es una ecuación que correlaciona con más enfermedades y más exclusión de los más frágiles
La Organización Mundial de la Salud señala dentro de su constitución que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. Un derecho que pasa porque todas las personas tengan acceso a los servicios de salud que necesitan sin hacer frente a problemas financieros y en cualquier momento y lugar. Un objetivo que es el foco principal del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 (Salud y bienestar) y que para su consecución necesita de sistemas sanitarios fuertes en todos los países del mundo.
Un sistema sanitario débil golpea, sobre todo, a los más frágiles. Menos medios, menos recursos es una ecuación que correlaciona con más enfermedades y más exclusión. Las desigualdades matan y es por eso que se necesitan sistemas sanitarios fuertes que contribuyan no solo al desarrollo social sino también al económico.
¿Cuál es la situación general en África?
Son numerosas las ineficiencias que presentan los sistemas sanitarios en África. Desde la escasez de recursos, los problemas en la prestación de servicios, la falta de financiación o las dificultades para la gestión de los datos. Se estima que cada año se pierden 630 millones de años de vida saludable en el continente, con el consecuente daño económico que eso representa.
En el caso concreto de los 4 países de África Subsahariana donde actúa Fundación Anesvad, basta con observar los datos que ofrece la OMS para ver su fragilidad. Mientras que en España la densidad de médicos por cada 10.000 habitantes es de 38,72, en Costa de Marfil es 2,31, en Ghana 1,36, en Benin 0,79 y en Togo 0,77. En el caso del número de respiradores en España hay uno por cada 3.300 personas mientras que en Ghana la cifra asciende hasta las 448.000.
¿Cómo fortalecer los sistemas sanitarios?
Es importante ir más allá de los aspectos negativos y conocer qué se está haciendo para conseguir garantizar el acceso a la salud. Para ello, es clave conseguir fortalecer los sistemas sanitarios, es decir, conseguir que el sistema funcione de manera correcta y se ofrezcan servicios eficientes y de calidad a toda la población. En ese sentido, hay dos elementos que resultan fundamentales:
- Financiación
- Personal sanitario: Profesionales cualificados, competentes, suficientes y bien distribuidos.
A su vez, estos dos elementos resultan insuficientes y no funcionan sin la presencia de:
- Gobernanza: Hacen falta políticas y estrategias que organicen y regulen.
- Información: El registro de datos y su conservación es fundamental para la mejora del funcionamiento de los sistemas sanitarios y del estado de salud de la población.
Un presente y un futuro sanitario fuerte donde la tecnología debe jugar un papel también relevante. Las innovaciones tecnológicas abren la puerta a soluciones asequibles y eficaces en la recogida de datos, en los procesos de detección y diagnóstico de enfermedades, en la alfabetización en temas de salud de la población o en la capacitación de los profesionales.
Alianzas para conseguir recursos
Otra de las vías para reforzar los sistemas sanitarios debe pasar por la unión de fuerzas. Ya sea entre organizaciones no gubernamentales y empresas, entre diferentes corporaciones, o entre el sector privado y los gobiernos, las alianzas suman en el camino para conseguir que todas las personas puedan lograr la Cobertura Sanitaria Universal (CSU).
Un ejemplo reciente de los resultados que pueden deparar esas alianzas lo encontramos con motivo del pasado Día Mundial de las ETD (World NTD Day). Bajo el lema “actuemos ahora, actuemos juntas, invirtamos en ETD” más de 300 organizaciones, entre ellas Fundación Anesvad, han sumado esfuerzos para conseguir más recursos y mejores inversiones en las Enfermedades Tropicales Desatendidas.
Una iniciativa que se une a otras desarrolladas por Anesvad como la alianza con la organización alemana Dahw y los Ministerios de Salud y de Higiene y Saneamiento de Togo. Un trabajo para reforzar las capacidades de los agentes de salud del país que ha representado un beneficio para más de un millón de personas.
Los sistemas sanitarios débiles golpean a los más desfavorecidos. Frente a esa certeza, la acción y la unión deben ser innegociables para construir una sanidad más resiliente. Una actuación que tiene en la Agenda 2030 la hoja de ruta que marca el camino para conseguir, entre otras muchas cosas, que todas las personas disfruten de su Derecho a la Salud.
