Control de vectores, educación sanitaria o inversión en la investigación son algunas de las medidas para mejorar la prevención de Enfermedades Tropicales Desatendidas.
La Hoja de Ruta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el control y la prevención de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) forma parte del camino para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Cobertura Sanitaria Universal. Este grupo de 20 enfermedades infecciosas afectan sobre todo a las personas más vulnerables de núcleos rurales y empobrecidos. Y, pese a que son prevenibles su incidencia sigue siendo bastante alta, sobre todo, en regiones como África Subsahariana.
Combatirlas, desafortunadamente, no es prioritario. En este artículo, queremos acercar cinco de las medidas necesarias para la prevención y el control de este tipo de enfermedades.
1. Control de vectores
Los vectores tienen un rol muy relevante en la transmisión de las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Muchas de ellas son transmitidas por insectos, garrapatas, bacterias u otros vectores y, por ese motivo, parte de la prevención de enfermedades pasa por el control de estos vectores.
2. Educación sanitaria
Las ETD no solo se pueden prevenir y combatir en los centros sanitarios sino que también se puede hacer dentro del aula. La educación de las niñas y niños en las escuelas es una herramienta esencial para evitar nuevos casos de lepra, pian o úlcera de Buruli. El aprendizaje sirve para conocer las enfermedades y los riesgos asociados, romper antiguas creencias, tener los conocimientos para su prevención y también sensibilizar a las personas para romper los estigmas que todavía van asociados a las ETD.
3. Mejora del saneamiento básico
La transmisión de las Enfermedades Tropicales Desatendidas puede tener su origen en la falta de acceso a agua limpia o un saneamiento básico. Por ejemplo, es conocido que muchos casos de úlcera de Buruli están relacionados con el contacto con aguas estancadas.
Ante esta realidad, diversas investigaciones han encontrado que las intervenciones en agua, saneamiento e higiene (WASH) tienen un notable impacto en la prevención de Enfermedades Tropicales Desatendidas. Un ejemplo lo encontramos en el hecho de que la mejora de la potabilidad del agua permite reducir los criaderos de vectores que transmiten los gusanos que causan la filariasis linfática.
4. Diagnóstico temprano
Muchas veces los efectos de las ETD se ven incrementados por la ausencia de un diagnóstico temprano. Lo que podría ser un caso menor se agrava y llega a dejar importantes secuelas físicas y psicológicas por no haber recibido el diagnóstico de pian o lepra a tiempo.
Es por eso, que en el camino de la prevención de estas enfermedades es necesario potenciar los recursos destinados al desarrollo de pruebas de diagnóstico innovadoras, con una buena sensibilidad y accesibles en los entornos de bajos ingresos. El retorno de esta inversión es la mejora de la calidad de vida de las personas con alguna ETD.
5. Inversión en la investigación
Los datos de la Organización Mundial de las Salud señalan que: “la población que necesita intervenciones contra las ETD disminuyó en un 25% entre 2010 y 2021, pasando de 2190 a 1650 millones. Además, a finales de 2022, 47 países habían eliminado al menos una ETD”. La conclusión de estas tendencias es que si se destinan los recursos necesarios es posible reducir el impacto de estas enfermedades y que objetivos como conseguir un mundo con cero lepra sean posibles.
Para ello, es fundamental contar con una apuesta clara y colectiva por una investigación que ofrezca nuevas vacunas, nuevas fórmulas para evitar las ETD, tratamientos más eficaces y accesibles, nuevos métodos de diagnóstico e ideas para abordar la discapacidad y el estigma asociado a estas enfermedades.
La Hoja de Ruta hacia 2030
En junio de 2022 la OMS estableció una nueva hoja de ruta sobre las Enfermedades Tropicales Desatendidas, con el horizonte temporal de 2030. Con el objetivo de poner fin a la desatención en ella se describen una serie de objetivos y estrategias que se engloban dentro de tres pilares principales:
- Acelerar la acción programática: Se fijan diferentes metas de acción y eliminación. Por ejemplo, para el pían se pretende reforzar la vigilancia activa y pasiva también en países donde la situación sea desconocida; para eliminar la lepra se quiere garantizar el suministro de medicamentos.
- Intensificar los enfoques transversales: el objetivo es englobar en una misma plataforma todos los programas contra las ETD que se desarrollan.
- Modificar los modelos y la lógica actuales para facilitar la implicación de los países: Instituciones académicas, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos nacionales…son muchas las partes implicadas en la acción contras las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Por ese motivo, es clave definir un modelo operativo adecuado donde las funciones y responsabilidades de cada parte estén bien delimitadas.
Aunque en las últimas décadas se han conseguido notables avances respecto a las ETD, estas enfermedades continúan teniendo impacto en la vida de millones de personas y poblaciones. El trabajo en la prevención de enfermedades como el pian, la úlcera de Buruli, la lepra o la filariasis linfática sigue siendo necesario para ofrecer una mejor vida a todas estas personas y caminar en la senda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.