Ayudar a los demás: qué podemos hacer

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Colaborar con una fundación, donar lo que no se necesita o realizar un testamento solidario son algunas de las pequeñas acciones individuales que pueden mejorar la vida de otras personas.

Existen muchas frases vinculadas a la solidaridad que podemos encontrar realizando una pequeña búsqueda en cualquier navegador de internet, un reflejo literario de la enorme importancia que tiene ayudar a los demás. 

Marie Curie, Nikola Tesla, Ada Lovelace…también es amplia la lista de mujeres y hombres que inventaron elementos claves para el futuro de la humanidad y que han ayudado a la sociedad a progresar. Sin embargo, no hace falta ser pionera en la radioactividad o ser la primera programadora del mundo para ayudar a otras personas. La solidaridad está al alcance de cualquiera y puede cobrar forma mediante acciones mucho más sencillas de realizar. En este artículo queremos hablar sobre ello porque, en ocasiones, un pequeño acto puede poner en marcha todo un efecto mariposa que cambie la vida de la gente y, de paso, mejore incluso nuestra salud. 

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¿Por qué es bueno ayudar y colaborar?

En relación a la acción solidaria es importante estar familiarizado con el concepto de ciudadanía global. Una propuesta que representa un nuevo modelo para entender las cosas y que se compromete con el objetivo de construir un mundo más equitativo y sostenible. Muchas de las acciones que se pueden realizar para ayudar tienen que ver con la idea de no mirar solo nuestra realidad personal sino saber ver otras vidas y conocer otros contextos. En definitiva, mirar donde no mira nadie. Un pensamiento que podría bastar para justificar un acto de ayudar que presenta beneficios como los siguientes: 

  • Mejora la vida de las personas más olvidadas: Una joven de Benin que pasa a  tener acceso a la sanidad, una niña de Costa de Marfil que recibe un apoyo económico para costear sus medicamentos…la solidaridad puede mejorar la vida de cualquier persona del mundo. 
  • Aumenta el sentido de pertenencia: Cuando se da algo se trasciende. Somos seres sociales y la acción de compartir nos recuerda nuestro vínculo con los demás, refuerza nuestros lazos y nos permite conectar. 
  • Aumenta el conocimiento: Conocer el contexto en el que viven otras personas, sus realidades, y en algunos casos carencias, ayuda a valorar aquello que se tiene.  

Ahora bien, es importante remarcar que la acción de ayudar a los demás debe ser siempre algo altruista. El motor de la acción debe ser pensando en las otras personas y desde las personas. 

¿Cómo lo hago?

¿Qué puedes hacer tú? Estas son las acciones que podrías realizar. 

  • Realiza un consumo responsable: En ocasiones la solidaridad puede pasar por revisar actos como nuestro consumo. Hacerlo de una manera más responsable puede ser una forma de ayudar a los demás. 
  • Colabora en proyectos colectivos: De alcance mundial, nacional o con un carácter más local. Existen muchas iniciativas y proyectos solidarios a los que se puede prestar una parte de nuestro tiempo y conocimiento. 
  • Dona aquello que no necesitas: En ocasiones ese producto concebido casi como un residuo puede convertirse en todo un recurso que mejore la vida de los demás. 
  • Realiza un donativo: Una pequeña cantidad puntual o recurrente de 30 o 45 euros puede ser toda una ayuda para prevenir enfermedades o fortalecer el sistema sanitario de un país. Realizar una donación es una de las formas de involucrarse con los demás pero también existen opciones como ser socia o socio de una fundación o dejar tu legado en forma de testamento solidario. 

Pequeñas acciones que pueden mejorar la vida de muchas personas y que no pasan solo por la acción individual. La solidaridad es colectiva y por eso cada vez más empresas se suman a ella. En esa línea se ha popularizado el concepto de empresas solidarias cuyo impacto social cobra mucha trascendencia.  

Donde no mira nadie

Ayudar a los demás mediante alguno de los ejemplos descritos en el apartado anterior puede ser la luz que enfoque a los lugares donde no mira nadie. De las pequeñas acciones nacen los grandes cambios. Colaborar, construir, mejorar, curar o ayudar son palabras que están en la médula espinal de nuestra fundación. Nuestro objetivo es conseguir un impacto positivo que mejore la calidad de vida de las personas que sufren Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), esas enfermedades a las que nadie mira. 

Una historia en apariencia pequeña es la de Kokou y su pequeña farmacia en Benin. Un local con apenas tres metros de largo que Kokou abre todos los días a las siete de la mañana para suministrar medicamentos a los pacientes del centro médico-social de Gamé Sèva que presta servicio a más de 13.000 personas. Un ejemplo de ese efecto mariposa donde la ayuda de una sola persona puede llegar a muchas otras y que Fundación Anesvad permite visibilizar.  

Involucrarse es el primer paso para intentar construir un mundo mejor. Nunca hay que subestimar el efecto o la influencia que cualquier acción, por pequeña que pueda parecer, puede llegar a tener. Colaborar, sumar esfuerzos, compartir conocimientos y, en definitiva, ayudar a los demás desde la certeza de que esa acción puede contribuir a construir un mundo mejor y más justo. Algo que puede comenzar con un pequeño gesto motivado por una pregunta: ¿Qué puedes hacer tú? 

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