Consecuencias del cambio climático en África

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África es el continente que menos contribuye al cambio climático y el que más lo sufre. Apenas les son atribuibles el 3,8% de los gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera.

África una responsabilidad que no le corresponde

Siendo esto así, — y como dice el meteorólogo finlandés y secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Jukka Petteri Taalas— “el clima de África se ha calentado más que la media mundial desde la época preindustrial (1850-1900). Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar a lo largo de las costas africanas es más rápido que la media mundial”.

Un informe publicado por la OMM en septiembre de 2022 revela que el año 2021 fue el tercero más cálido registrado en África, confirma el decrecimiento de la productividad agrícola —un 34% desde 1961, más que en cualquier otra región del mundo— y alerta de la preocupación por sequías e inundaciones. Se prevé que para el 2030 las crisis hídricas afecten a unos 250 millones de personas y que lleguen a desplazar hasta 700 millones de personas.

Pero, ¿acaso no hay agua para todas? Sí: en el mundo hay suficiente para satisfacer las necesidades básicas, pero los problemas surgen en su distribución equitativa y en la falta de desarrollo de las infraestructuras de los recursos hídricos. Corresponde una visión global para corregir políticas sin demora y evitar que los fenómenos meteorológicos extremos en África hagan del agua un elemento más escaso, impredecible o contaminado, cuando no las tres cosas a la vez.

Estos impactos en todo el ciclo del agua amenazan el desarrollo sostenible, la biodiversidad y el acceso de las personas al agua y al saneamiento, lo que revierte en el aumento de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETDs). Los efectos nocivos de la crisis climática en la salud de las personas tienen nombres concretos: chikungunya (enfermedad que en los próximos años podría alcanzar a 500 millones de personas), leishmaniasis visceral o kala-azar (mortal, muy sensible al clima), además del dengue o la filariasis linfática, por citar solo algunas. Ponerles freno no solo es posible: es necesario. Para ello, afrontar las estrategias contra el calentamiento del planeta es crucial. 

Que el cambio climático no cambie su salud

El mundo necesita a África y África está acción… Y de su éxito depende en gran medida el nuestro. Por eso, en este día mundial de África queremos destacar el término “mundial”, ya que el cambio climático nos afectará a todas, pero no por igual. En África las problemáticas parecen más acuciantes; pero también las propuestas y soluciones que de allí surgen, representan una de las mayores esperanzas para que la humanidad recorra el camino de regreso al equilibrio climático y a la convivencia en la diversidad. Por eso, este 25 de mayo, África somos todas.

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Guillermo Maceiras
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