¿Cómo combatir el calentamiento global? Soluciones para revertirlo

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Sobrepasar la cifra de 1,5ºC de aumento de la temperatura global puede tener consecuencias catastróficas para el desarrollo de la vida en el planeta. 

1,5ºC de aumento de la temperatura. Una cifra vinculada al calentamiento global sobre la que se ha escrito y hablado mucho en los últimos años. Una cantidad límite porque superarla conlleva notables consecuencias para la vida en el planeta. Si el termómetro supera esos 1,5ºC los efectos del cambio climático serían duraderos e irreversibles. 

El informe “Cambio Climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad”, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas ofreció algunas de las últimas informaciones más relevantes sobre el punto en el que nos encontramos. Así, el actual calentamiento medio de 1,1º grados ya ha tenido notables consecuencias para la vida de las personas y también para los ecosistemas globales. Actuar es más necesario que nunca para conseguir ralentizar el incremento de la temperatura y limitar sus posibles efectos. Este artículo intenta ofrecer respuestas sobre el calentamiento global y sus soluciones. 

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Causas y consecuencias

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) tiene la previsión de que para el año 2100 la temperatura de la Tierra se puede incrementar hasta 4ºC. Una cifra que lleva asociada una larga lista de nefastas consecuencias. No se trata de ser catastrófistas sino de conocer lo que podría llegar a ocurrir si se rompe la barrera de los 1,5ºC. 

Un problema futuro y presente que no repercute ni repercutirá de la misma manera en todos los lugares. África, Centroamérica, Sudamérica y Asia son las regiones que más van a sufrir los problemas climáticos. En concreto, en África resulta muy desigual el peso del impacto en la población del calentamiento global en relación a lo que se contribuye al mismo. En el caso concreto de África se estima que en el año 2020 las temperaturas medias del continente fueron superiores a la media de las tres décadas anteriores. 

Una de las causas más relevantes del incremento de la temperatura son las emisiones de gases de efecto invernadero. La emisión de dióxido de carbono, metano o compuestos halogenados se incrementó durante el pasado siglo fruto de la acción humana y del desarrollo de las actividades comerciales. Es por ello que uno de los temas más debatidos en la reciente COP27 fue cómo limitar el uso de combustibles fósiles dada su enorme contribución en la emisión de dióxido de carbono.  

Por su parte, entre las consecuencias se puede encontrar una lista muy amplia que abarca al agua, la biodiversidad o la salud, entre otros problemas: 

  • Mayor cantidad de fenómenos meteorológicos extremos: Olas de calor, lluvias y sequías con mayor frecuencia y peores efectos. 
  • Escasez de agua: Más regiones afectadas por la sequía y más zonas con riesgo de desertificación. Un problema que lleva de su mano la escasez de alimentos y el hambre. 
  • Subida del nivel de los océanos y los mares. 
  • Ecosistemas en riesgo de desaparición y pérdida de biodiversidad. 
  • Desplazamientos masivos de población: el incremento de la temperatura provocará que se produzcan más desplazamientos por desastres naturales. 
  • Las temperaturas extremas del aire contribuyen al incremento de muertes fruto de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. 

Todavía queda tiempo para la acción: soluciones y medidas

El problema es muy real y su magnitud total llega incluso a ser difícil de imaginar. Sin embargo, aún no se ha alcanzado esa cifra límite de 1,5ºC y los esfuerzos se vienen centrando desde hace años en limitar el incremento. 

Aunque no siempre resulta sencillo, la mayoría de los gobiernos y las empresas han tomado conciencia de su responsabilidad y contribución al calentamiento global.  Según el Carbon Accountability Institute solo las 100 empresas más grandes del mundo son las responsables del 71% de las emisiones de efecto invernadero. Unas cifras que se están intentando revertir mediante la implementación de procesos de descarbonización cuyo objetivo es alcanzar las cero emisiones netas. 

Ahora bien, no existe una única solución sino que más bien se trata de una transformación múltiple donde la innovación y la tecnología deben jugar un papel relevante. El objetivo es realizar cambios y modificaciones en aquello que ha sido lo tradicional. Por ejemplo, en la alimentación. Una gestión más sostenible de los suelos, de la agricultura o la ganadería y una menor generación de alimentos desperdiciados pueden reducir las emisiones y, por extensión, el incremento de la temperatura global. 

Otra línea clave de acción pasa por la apuesta por las energías renovables. Energía eólica marina, hidrógeno, biomasa, fotovoltaica… Apostar por energías limpias, inagotables y proporcionadas por la naturaleza puede dar muchos beneficios a la vida en la Tierra. 

Acciones por el cambio donde cada persona también juega un papel. Aunque la contribución individual pueda no ser tan relevante para el calentamiento global, todo suma. Algunos ejemplos de pequeñas modificaciones cotidianas con beneficios climáticos son: 

  • Reducir el uso del vehículo privado y optar siempre que sea posible por ir a pie, en bicicleta o en transporte público. 
  • Apostar por los productos locales y ecológicos. 
  • Ahorrar agua y energía. 
  • Consumir menos, reutilizar, reparar y reciclar. 

El calentamiento global y la sanidad

La subida de la temperatura global del planeta y los efectos de la crisis climática tiene su repercusión en el ámbito sanitario. Desde Fundación Anesvad en nuestra acción vinculada a las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) hemos visto como su repercusión corre el riesgo de verse aumentada por el calentamiento global. 

¿Cómo es esto posible? Se ha comprobado que la crisis climática contribuye a la propagación de las ETD en zonas donde antes no estaban presentes. Enfermedades como la malaria o el chikungunya podrían llegar a millones de personas en los próximos años. Una de las razones fundamentales es la presencia de climas más cálidos. En el caso, por ejemplo, de la leishmaniasis visceral esta es muy sensible al clima y las fluctuaciones de temperatura aumentan su transmisión y propagación. Por tanto, combatir el calentamiento global con soluciones inminentes es vital para evitar que las ETD se extiendan por nuevas zonas y países. 

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha sido claro en sus afirmaciones: hay que fijar el tope del calentamiento por debajo de los 1,5ºC. Las soluciones para conseguirlo son múltiples pero el camino no es sencillo y como se ha visto en la reciente Cumbre del Clima aún existen muchos obstáculos que superar en forma de quienes todavía niegan el problema o quienes simplemente quieren dilatar la acción. Actuar ya es vital para mitigar las consecuencias del calentamiento global. 

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Ana Löwenberg
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