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Aprovechando el potencial de la energía eólica en África

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El aprovechamiento del viento como energía limpia puede ser clave para la resolución de múltiples problemas. Empieza a serlo, si nos fijamos en los proyectos de Sudáfrica, Marruecos, Egipto o Kenia.

La energía eólica supone una oportunidad de oro para África. Proporciona electricidad sostenible, genera empleo y reduce la dependencia de combustibles fósiles. Por supuesto, hablamos de una energía con potencial desigual en los 54 países del continente. En cualquier caso resulta interesante saber que la capacidad total en la región rebasa los 7 GW (de los cuales 821 MW se instalaron en 2020), lo que ayuda a evitar 10,7 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año. Para entendernos, esto equivale a lo que emiten 2,3 millones de automóviles.

Principales países con energía eólica en crecimiento

Entre los países que más y mejor están desarrollando esta energía cabe destacar Sudáfrica (cuyo parque eólico Jeffreys Bay es uno de los más extensos del continente); Marruecos (que actualmente desarrolla en el Sáhara una de las estrategias más ambiciosas, y se plantea en el reto de generar más del 50% de su electricidad a través de las renovables de aquí a 2030); Egipto (impulsora de interesantes proyectos en el Golfo de Suez) y Kenia (donde está el parque de Lago Turkana, joya de la África Oriental).
Estas localizaciones no son casuales: se corresponden con algunas de las regiones en las que las velocidades del viento son más favorables: el Cuerno de África, el Magreb y la costa sur.

Potencial de recursos renovables en África

El crecimiento de la energía eólica en África ilumina un futuro menos dependiente de combustibles fósiles, algo esperanzador dado los altos consumos de carbón y diésel a los que muchos países se ven obligados para generar electricidad. Además la energía eólica puede diversificar la matriz energética y reducir la volatilidad de los precios del petróleo y el gas.
Por otro lado, esta industria estimula el empleo en sectores como la manufactura, la construcción y el mantenimiento de turbinas, fomentando la economía local.


Pero ante todo puede llegar a beneficiar a cerca de 600 millones de personas que carecen de acceso a la electricidad. La energía eólica, combinada con redes inteligentes y sistemas de almacenamiento, puede mejorar su acceso en comunidades remotas, y al mismo tiempo puede poner al día a los países africanos que, por malas políticas o por una imposibilidad real, no cumplen con sus compromisos climáticos.


Fomentar la expansión de la energía eólica en países de África

Toda oportunidad entraña un reto, y las dificultades en este caso no son menores. Muchas regiones carecen de redes eléctricas modernas y sistemas de transmisión capaces de integrar la energía eólica de manera eficiente.
Y los costos iniciales en tecnología, construcción y conexión a la red pueden ser difíciles de asumir para algunos.


Además la falta de regulaciones claras y estables puede desalentar la inversión privada en proyectos eólicos.
Y, desde el punto de vista medioambiental, en ocasiones existen impedimentos por daño al paisaje, la biodiversidad y el acceso a tierras tradicionales.


Con todo, superando los problemas de inversiones en infraestructura, la falta de políticas claras y el equilibrio entre el crecimiento económico y la protección ambiental, y trabajando en la dirección adecuada, África podría convertirse en un líder global en energía eólica, en un modelo de desarrollo post-pandémico, en paradigma de transición hacia un futuro más sostenible.

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