Las crisis alimentarias en África Subsahariana siguen requiriendo una respuesta coordinada y sostenida, especialmente tras la pandemia. Países como Sudán del Sur, Somalia, Nigeria y Etiopía aún viven bajo esta amenaza.
Buena parte de los países del África Subsahariana viven bajo la amenaza de una crisis alimentaria en la medida en que parte de sus poblaciones tienen un acceso insuficiente a alimentos seguros y nutritivos. Esto se debe a una combinación de factores naturales y humanos que tienen graves consecuencias para la salud, la economía y la estabilidad social.
Podemos hablar de crisis alimentaria cuando se afronta una escasez de alimentos —bien por la disminución significativa, bien por el aumento en los precios de estos—, desnutrición y hambre —especialmente entre los grupos más vulnerables como niñas, niños, mujeres embarazadas y ancianos— y/o inseguridad alimentaria (pérdida de acceso seguro y constante a alimentos suficientes para una vida activa y saludable, dependencia de ayudas alimentarias externas o raciones de emergencia).
Países más afectados por la hambruna
La hambruna es una forma extrema de inseguridad alimentaria que afecta gravemente a ciertos países, particularmente aquellos que enfrentan conflictos prolongados, desastres naturales y problemas económicos crónicos. Son crisis alimentarias profundas que se producen por factores naturales (sequías, inundaciones, plagas y enfermedades), humanos (conflictos y guerras, políticas económicas inadecuadas, corrupción y mala gestión) o factores económicos y sociales (pobreza, desempleo, inflación…).
Entre los países más afectados se encuentran varios subsaharianos, como Sudán del Sur (donde se ha declarado esta situación en varias ocasiones y partes del país), Somalia (con la muerte, en 2011, de cerca de 260.000 personas), Nigeria (país que, en el noreste particularmente, se ha visto en una crisis alimentaria a partir de la insurgencia del grupo terrorista Boko Haram, que ha llevado a la población a desplazamientos forzados y ha destruido medios de subsistencia), Etiopía (en cuyas regiones de Tigray, Amhara y Afar, millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria severa) y la República Democrática del Congo (azotada por largos conflictos armados).
¿Cómo afectó la pandemia a las hambrunas en África?
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo y plural en la situación de inseguridad alimentaria y las hambrunas en África dadas las interrupciones en la cadena de suministro, los cierres de fronteras y restricciones de movilidad y escasez de insumos agrícolas, que perjudicó la producción. Otro factor clave fue el impacto económico —pérdida de ingresos, inflación y aumento de precios de los alimentos— y, como consecuencia de todo ello, el incremento de desplazamientos internos y la intensificación de los conflictos existentes. Por si todo esto no hubiera sido extremadamente grave, las restricciones de viaje y los cierres de fronteras complicaron aún más la entrega de materiales, impactando todo ello en la salud y la nutrición y en el acceso a los servicios de salud en general.
Las medidas aplicadas para restituir y reforzar la situación pospandémica siguen tan siendo tan vigentes como cruciales: programas de resiliencia y seguridad alimentaria, apoyo económico y social y ayuda humanitaria. Todo ello en una misma y única dirección: el necesario fortalecimiento de los sistemas de salud.