El lugar donde nacemos marca nuestras vidas

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El lugar donde nacemos determina qué enfermedades sufriremos en nuestras vidas. Algunas de ellas solo se dan allí donde existe la pobreza. Afectan a millones de personas de lugares donde nadie mira.

Es fácil imaginar cómo sería nuestra vida si no tuviéramos acceso a agua potable y difícil pensar en tener una vida saludable. Es fácil imaginar qué sucedería si no recibiéramos educación y difícil pensar cómo nos sentiríamos si nuestras hijas e hijos no pudiesen acceder a la escuela por haber estado enfermas un día y sufrir las consecuencias físicas y visibles de enfermedades que generan rechazo. En esos lugares que no importan, empobrecidos y donde las oportunidades son pocas, las circunstancias sociales, económicas y ambientales marcan la vida de las personas.

Enfermedades de la riqueza, enfermedades de la pobreza

Mientras en Occidente y las sociedades enriquecidas nos preocupamos por enfermedades relacionadas con la longevidad (demencia, Alzheimer) o con los hábitos de consumo (cáncer, tabaquismo y alcoholismo, diabetes, hipertensión), en África subsahariana la realidad es diametralmente opuesta. Según Global Health Metrics, las enfermedades que más afectan a la esperanza de vida y más mortalidad causan son infecciosas, como la malaria, la tuberculosis o el VIH/SIDA; o están relacionadas con contextos empobrecidos donde escasea el agua limpia, la higiene o una buena alimentación (enfermedades diarreicas).

A causa de estas enfermedades que apenas afectan a los países enriquecidos, en África la esperanza de vida de una persona es, de media, 20 años inferior a la nuestra. 20 años menos de vida supone que, para la edad en la que una persona en Europa se va a jubilar, alguien en África subsahariana ya ha superado su esperanza de vida.

El lugar donde nacemos afecta a nuestra salud

El lugar donde nacemos determina cómo va a ser nuestra salud, a qué enfermedades vamos a estar expuestas, y cómo vamos a poder acceder a un tratamiento que pueda curarlas. Si bien algunos de los problemas de salud más acuciantes en África Occidental son la malaria, la tuberculosis, el VIH/SIDA o las enfermedades diarreicas, las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) hacen mella en el desarrollo de millones de personas en África. Estas enfermedades están más desatendidas y se destinan menos esfuerzos para combatirlas. Las personas que las sufren se enfrentan así a la falta de tratamiento, al olvido, al estigma y a la discapacidad. Sufrir una ETD o no depende del lugar donde nazcas.

¿Por qué estas enfermedades curables siguen siendo un lastre para el desarrollo de los lugares más empobrecidos? ¿Por qué sólo existen en ciertos países y contextos? Hay múltiples factores que entran en juego para que las ETD no desaparezcan. Aspectos sociales, económicos y ambientales que, si no se tienen en cuenta, dificultan que podamos controlar, eliminar o incluso erradicar estas 20 enfermedades que afectan a más de 1000 millones de personas en el mundo. Vivir en lugares insalubres y sin agua potable, no tener acceso a atención sanitaria o a medicamentos que atajen las ETD perpetúa que sigan existiendo.

Hablamos de algo tan esencial como ir al médico. Poder comprar una caja de antibióticos. Tener agua potable de la que beber o con la que poder cocinar alimentos. O disponer de una letrina, un lavadero de manos y jabón para asearse. O que nuestro hogar y nuestra calle tenga un sistema de canalización para el saneamiento.

La salud no debería depender del lugar donde nacemos

Todas estas necesidades básicas para el bienestar y desarrollo de las personas no están cubiertas en muchos lugares del mundo. Nacer en Costa de Marfil, Ghana, Togo o Benín te enfrenta a enfermedades que en España y en Europa no existen o ya están controladas.

Para revertir esta situación, trabajamos para sacar del olvido a las personas que sufren de las ETD. Porque la salud no debería depender del lugar donde nacemos. Ejercer el Derecho a la Salud debería ser universal en cualquier rincón del planeta.

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Mikel Edeso
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