Un nuevo enfoque en la manera de afrontar la lucha contra enfermedades como la úlcera de Buruli y el pian alienta a reunir todas las enfermedades de la piel bajo un solo paraguas para concentrar recursos en su lucha contra todas ellas. Aquí te lo explicamos.
Desde mediados de 2020, la Organización Mundial de la Salud afronta la lucha contra las enfermedades olvidadas de la piel con un enfoque nuevo. ¿La clave? En vez de combatirlas de manera aislada, plantarles cara a todas a la vez. La estrategia busca impartir una formación para el personal sanitario local que les permita identificar cada una de estas enfermedades. La guía pedagógica de la OMS “Reconocimiento de las Enfermedades Tropicales Desatendidas a partir de los cambios en la piel” está escrita y difundida bajo esa preocupación.
La relación de la piel con las Enfermedades Tropicales Desatendidas
“La piel de un paciente es la primera estructura del cuerpo y la más visible que percibe todo profesional de salud en el curso de una exploración clínica. Para el paciente, la piel también es sumamente evidente […]. Por consiguiente, la piel es un punto de acceso importante tanto para el diagnóstico como para el tratamiento”, se dice en las primeras páginas de este manual. “Muchas enfermedades de las personas se asocian con alteraciones de la piel, cuyos síntomas van desde el prurito hasta las modificaciones del color, la sensación táctil y la apariencia”.
Las principales Enfermedades Tropicales Desatendidas —desgraciadamente tan presentes en los países del África Subsahariana— suelen producir estas alteraciones cutáneas, que refuerzan los sentimientos de aislamiento y estigmatización sufridas por los pacientes afectados. De hecho —señala la nueva guía pedagógica de la OMS— con frecuencia estos son los primeros signos que percibirán los pacientes, incluso antes de que ocurran trastornos en los órganos internos o en otros sistemas.
¿Cómo funciona la nueva estrategia de la OMS para vencer las enfermedades olvidadas de la piel?
La nueva estrategia es innovadora en el sentido de que, a diferencia de la anterior, deja de ser clave la presencia de un grupo de expertos desplazado a las comunidades —papel que tradicionalmente recae en las ONGs—; los propios sanitarios del sistema público pueden, incluso con conocimientos básicos, contar con la capacitación necesaria para detectar los síntomas y diagnosticar y tratar la dolencia en cuestión, así como iniciar un seguimiento epidemiológico si se presenta una enfermedad transmisible; la lepra, por ejemplo.
En entrevista con Alejandra Agudo, periodista de El País, Kingsley Asiedu, responsable de la úlcera de Buruli y el pian en el Departamento de Control de Enfermedades Tropicales Desatendidas de la OMS, confía en que muy pronto se podrán ver los efectos de este nuevo procedimiento. “Creemos que deberíamos poder tener una estrategia que las aborde a todas juntas en lugar de lidiar una a una con cada enfermedad”, opina. “Desde el punto de vista de la promoción y las políticas, al tratar con los ministerios de salud, es importante que los alentemos a reunir todas las enfermedades de la piel bajo un solo paraguas para que puedan usar los mismos recursos en la lucha contra todas ellas. No hay que dejar a nadie atrás”.