De una trascendencia absoluta, la presencia de pozos y otras fuentes seguras de abastecimiento de agua dulce marca la diferencia para la salud y la calidad de vida de millones de personas.
Es fácil comprender que, en un continente tan amenazado por la desertificación como el africano, la necesidad de proporcionar acceso a agua potable a las comunidades rurales puede marcar la diferencia entre la salubridad y el riesgo vital. Cuando estamos ante un caso de pobreza extrema, generalmente estamos ante un problema hídrico.
De ahí la importancia de los distintos agentes que ayudan a que las comunidades tengan agua, y que esta sea segura. Entre estos están los gobiernos locales, ONGs, fundaciones y organizaciones filantrópicas, empresas privadas y organizaciones internacionales.
¿Cuáles son las consecuencias de no contar con una fuente segura de agua?
Son muchas, y muy peligrosas. En primer lugar, esto puede afectar seriamente a la salud pública, al posibilitar la propagación de enfermedades que pueden llevar a la desnutrición —al afectar la capacidad del cuerpo para absorber nutrientes— e incluso a la muerte.
La falta de agua tiene incluso consecuencias académicas, dado que los niños y las niñas (y especialmente estas últimas) deben ir a recoger agua, muchas veces a lugares lejanos. Ahí mismo anida —otro efecto colateral— una desigualdad de género, y un riesgo mayor para ellas, que se exponen a abuso en su búsqueda del recurso.
La lista de consecuencias es larga y amplia, pues acarrea impacto económico, problemas en la agricultura y la ganadería, amenaza la sostenibilidad ambiental, lleva a conflictos sociales y guerras.
Enfermedades infecciosas relacionadas con agua insalubre
Detrás de algunas de las principales enfermedades infecciosas en África está el consumo de agua insalubre. Es el caso de la diarrea —especialmente peligrosa para los niños—, el cólera —que también produce diarrea— y la disentería (que agrava los casos anteriores produciendo sangre y mucosidad en las heces).
También puede causar del tifus, hepatitis A y E, esquistosomiasis —que puede provocar complicaciones graves como daño hepático, renal y del sistema urinario—, giardiasis, cryptosporidiosis, tracoma y una de las enfermedades más dañinas por ser causante de dolorosas úlceras en la piel: la dracunculiasis.
La importancia del programa WASH
Evitar las complicaciones de estos males —muchas veces mortales— es tan sencillo como mejorar el acceso a agua potable a través de pozos, sistemas de purificación y tratamiento del agua. En esa dirección se enfocan los esfuerzos del programa WASH, acrónimo que responde a las palabras Water, Sanitation and Hygiene. Se trata de una iniciativa global que busca mejorar el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene, particularmente en comunidades vulnerables y en desarrollo, lo que, en la práctica, significa la construcción de letrinas, baños públicos y sistemas de alcantarillado en comunidades rurales y urbanas, saneamientos en escuelas y centros de salud, etc. Beneficiar a las comunidades con estos objetivos es su intento, nuestro intento; el tuyo si nos ayudas.