En el Día Mundial del Agua 2022 ponemos en valor el agua subterránea como fuente inagotable de bienestar y desarrollo. Gracias a ella se evitan millones de muertes al año por enfermedades infecciosas relacionadas con agua insalubre.
Imagina por un momento que no tienes un grifo en tu casa. O un sistema de canalización de agua potable para beber, cocinar, asearte. Esta situación parece un hecho del pasado, pero en la mayoría de los hogares de los países en desarrollo es una realidad. Según UNICEF, el 26% de la población mundial carece de una fuente segura para beber agua. Esto los expone a enfermedades diarreicas e infecciosas que lastran su bienestar y su desarrollo. Una de las soluciones a este problema vital se encuentra bajo tierra.
Agua subterránea, agua saludable
Este año, por el Día Mundial del Agua, celebrado cada 22 de marzo, ponemos el foco en las aguas subterráneas, unas aguas invisibles pero que pueden transformar la vida de las comunidades que las utilizan. Y es que estas aguas se esconden en acuíferos, unas formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua potable y de calidad. Si conseguimos acceder a estos reservorios y canalizarlos, podemos abastecer a muchas poblaciones con agua segura para beber, lavarse y producir alimentos.
En Togo, por ejemplo, implementamos junto al Ministerio de Agua y Saneamiento una estrategia en comunidades rurales para evitar las infecciones por un consumo imprudente de agua insalubre. Lamentablemente, solo un 20% de la población togolesa tiene acceso a un suministro de agua potable. En las poblaciones rurales, este porcentaje es aún menor. Todavía existe una gran parte de la población que vive a más de 5 km de un punto de acceso al agua potable. Por ello, mucha gente sigue sacando agua de los estanques o de los ríos para beber, incluso el agua de lluvia de los charcos.
Pozos sostenibles para toda la comunidad
En la comunidad rural de Kpeho, en la Región Marítima de Togo, la vida ha mejorado desde que instalamos un pozo en 2020. Manakou, Yawo y Adele, vecinos de Kpeho, se han constituido en un Comité de Agua que se encarga del mantenimiento del tanque, que funciona con energía fotovoltaica. “nos organizamos para gestionar una caja de ahorro que utilizamos para el mantenimiento del pozo” cuenta Manakou, que preside el comité. Cada usuario del pozo paga 10 francos CFA (0,015 euros) por llenar un bidón de 25 litros. “Ahora el agua es de muy buena calidad y no hay diarreas ni enfermedades” asegura Manakou.
En Kpeho, el agua subterránea brota para mejorar la salud de toda la comunidad. Un bien preciado al que todavía hoy no pueden acceder millones de personas.