El cambio climático convierte la falta de recursos hídricos en un problema de primera magnitud. Desarrollo social, ahorro y concienciación son cruciales para frenar un proceso generador de enfermedades y conflictos.
La OMS establece que el consumo diario de agua para cubrir las necesidades higiénicas básicas y la higiene alimentaria básica debería ser de 50 litros por persona al día. Sin embargo diversas circunstancias —geográficas, políticas, climáticas— hacen que este mínimo sea inalcanzable para 2.000 millones de personas en todo el planeta (3.600 millones si hablamos de un acceso saneado, continuado y seguro).
En ese marco, y si tenemos en cuenta el cambio climático, la situación en África Subsahariana es particularmente compleja y puede serlo aún más en los próximos años, pues según informe elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, los dos grados de media que podría subir la temperatura en el planeta en las próximas décadas llegarían a cuatro en esta región. Urge, pues, anticiparse todo lo posible para evitar esta degradación y su principal síntoma: la sequía.
Gestión sostenible del agua
Solo el 0,5 % del agua de la Tierra es agua dulce aprovechable y accesible. Frente a este dato implacable, y desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce la necesidad de destacar la importancia de este recurso y trabaja en medidas concretas para abordar la crisis mundial del agua y apoyar la consecución del sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible de cara a 2030.
El Objetivo en cuestión, formulado por el Grupo de Trabajo Abierto de las Naciones Unidas, plantea una misión ambiciosa, pero viable, para los dos próximos decenios: “Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”. Este objetivo, considera el Grupo, puede alcanzarse mediante la aplicación de cuatro principios:
- Separar el agua potable de las aguas residuale.
- Facilitar el acceso al agua potable y tratarla para eliminar contaminantes químicos y biológicos.
- Proteger y recuperar los ecosistemas de agua dulce.
- Salvaguardar el acceso al agua y el uso del agua.
Es imperativo —añadimos— impulsar estrategias de desarrollo social que tengan en cuenta la importancia del agua en un marco global —apenas 24 países que comparten ríos, lagos y acuíferos con sus vecinos tienen acuerdos de cooperación respecto a los recursos hídricos compartidos—, estimular las iniciativas empresariales, trabajar en el fortalecimiento de los proyectos locales y contribuir al desarrollo sostenible a través de campañas de concienciación para conseguir un uso más eficiente y responsable del agua.
Consecuencias de la escasez de agua en África
La acción se hace especialmente urgente teniendo en cuenta la gravedad de enfermedades transmitidas por la ingestión de agua contaminada (cólera, disentería, fiebre tifoidea) y de otras relacionadas con la falta de higiene que es consecuencia de la escasez o contaminación del agua (ETDs como el pian, la úlcera de Buruli o la lepra).
Pero hay otro tipo de consecuencias, como son las guerras y tensiones entre comunidades, que pueden llegar a la disputa ante la escasez hídrica. La prosperidad y la paz también están determinadas por la gestión del agua: una política adecuada puede unir a dos tribus que rivalizan por ver peligrar a su ganado o a dos naciones que se disputan el cauce de un río o el caudal de un lago compartido.
Fuentes que Enferman
La tarea de lograr el acceso a servicios adecuados de agua, saneamiento e higiene, es ardua y necesaria. Desde Fundación Anesvad trabajamos en numerosos proyectos para que las escuelas de comunidades rurales de Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín puedan disponer de instalaciones básicas.
Uno de nuestros proyectos es Fuentes que Enferman, una iniciativa de concienciación sobre la importancia del agua para la salud de las personas contado de su puño y letra. Se trata de tres fuentes tipográficas creadas a partir de la escritura de tres mujeres africanas, Chantale, Fatim y Aminata. Son totalmente gratuitas y funcionales, y representan —en lugar de las habituales normal, negrita o cursiva—, a tres de las Enfermedades Tropicales Desatendidas a las que se tienen que enfrentar durante su vida.