Proyectos de reforestación con impacto comunitario en Togo

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Togo ha sufrido como pocos países de África Occidental la degradación de sus bosques, pero también afronta con ímpetu su recuperación.

Un país pequeño como Togo necesita grandes iniciativas en lo relativo al medio ambiente: dada la implacable reducción y degradación de sus superficies boscosas, agravadas por el cambio climático y la expansión de las actividades humanas —en particular la agricultura—, la reforestación es imperativa. Con esa premisa, y con el objetivo de elevar la tasa de cobertura forestal a un 30% para 2050, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) marcó el camino con el lanzamiento del Programa Nacional de Reforestación durante el período 2017-2030.

¿Cómo impactan los proyectos de reforestación en Togo y su comunidad?

Creado como una estrategia sostenida en la gestión de los bosques comunitarios, las actividades piloto de reforestación se llevaron a cabo en cinco sitios (tres bosques comunitarios y dos montes acotados), para lo cual se produjeron y distribuyeron, en una primera fase, 70.000 plántulas de especies locales. Ahora atravesamos el ecuador de dicho programa y es difícil evaluar aún la consecución de resultados, tanto en materia medioambiental como desde la creación y consolidación del empleo rural y la disminución de la dependencia del país en materia de madera.

Pero sí puede echarse la vista atrás hacia otros proyectos recientes con los que los togoleses hacen fuerza en la misma dirección. En 2020 el país anunció la plantación de 900 hectáreas de árboles —sobre todo del Khaya senegalensis, una especie conocida por ser utilizada en la medicina tradicional de África occidental— en una actividad auspiciada por el Ministerio de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Protección de la Naturaleza de Togo. Aquella iniciativa, iniciada en el año de la pandemia, contribuía a ese proyecto integral destinado a la restauración de 1,4 millones de hectáreas —casi una quinta parte del país— de paisajes deforestados de cara al 2030. Esto podría ayudarle a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 11%.

¿Qué iniciativas ecológicas se están desarrollando en Togo?

Este proyecto intersecciona con uno mayor, diseñado por la Unión Africana, para luchar contra los efectos del cambio climático y la desertificación del continente: la Gran Muralla Verde. Ideado y puesto en marcha en 2006, se trata de un monumental muro de arbolado de 15 kilómetros de ancho que ha de cruzar el continente, desde Senegal hasta Djibouti. La empresa se propone revertir la degradación y la desertificación de la tierra y, al tiempo, ayudar a las comunidades locales de 14 países —Togo uno de ellos— en la recuperación de árboles y de agua. Por el camino —de nuevo, de aquí a 2030— podría evitarse la emisión de 250 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, estimular la seguridad alimentaria, contribuir a la alimentación del ganado, beneficiar la atención primaria de salud y el suministro energético doméstico de las poblaciones. Y además, crear diez millones de empleos verdes.

Distintas iniciativas se suman al objetivo común, como la que, desde enero de 2021, lleva a cabo la Red de Mujeres Africanas para el Manejo Forestal Comunitario (REFACOF). “Las mujeres de Togo hemos recibido capacitación en sistemas agroforestales para la restauración del paisaje forestal y la producción de cultivos”, ha explicado Amah Atutonu, una de las componentes de asociación. “De esta iniciativa se han beneficiado 150 mujeres; ya hemos restaurado 35 hectáreas de bosque”, ha declarado Cécile Ndjebet, fundadora y presidenta de la REFACOF, destacando no solamente el trabajo medio ambiental sino que, a través de este, todas estas mujeres han trabajado por su independencia económica.

Más recientemente, en junio de 2023, la togolesa Office de Développement et d’Exploitation des Forêts (ODEF) ha promovido la gestión sostenible del bosque clasificado de la Fosse aux Lions en la región de Savanes. Distribuido en tres años, el proyecto tiene un coste global de 626.760 dólares y está cofinanciado por el gobierno togolés y la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT). Una nueva fuerza de cara a lograr ese objetivo del 2030 y anticiparse al de 2050. Togo se juega mucho en esa empresa, y lucha por ello.

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