Día Mundial del Agua: navegando el futuro juntos

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Porque urgen políticas educativas, innovación y tecnología. Porque la falta de recursos sitúa en el abismo al África subsahariana. Porque los seres humanos no podemos prescindir de ella. Por todos estos motivos lo celebramos cada 22 de marzo, aunque en realidad deberíamos hacerlo cada día.

Convenimos que el Día Mundial del Agua es el 22 de marzo. Este es el día en que —desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, también conocida como Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro— nos hemos puesto de acuerdo para poner en valor el líquido que sustenta nuestra vida. Desde entonces existen, sobre el papel, esfuerzos renovados para implementar las recomendaciones de la ONU y promover iniciativas concretas de cara al uso responsable y eficiente de los recursos hídricos.

Pero todos sabemos que, efemérides aparte, el Día del Agua es todos los días. Este recurso rige nuestras vidas, hasta el punto de que peligramos seriamente si no disponemos de agua cada pocas horas, tanto para hidratarnos como para higienizarnos. Sin embargo existen cerca de 2.200 millones de personas que no cuentan con acceso seguro a agua potable, y cientos de millones que no tienen más remedio que consumir cotidianamente agua contaminada.

Impacto del cambio climático en los recursos hídricos

Múltiples son los efectos del cambio climático, pero si hemos de decir uno solo, está claro que es la acuciante escasez de agua. Esto no solo pone de manifiesto nuestra dependencia fisiológica, sino el hecho insoslayable de que el agua, cuando es insuficiente o está contaminada, genera tensiones y conflictos, alienta migraciones masivas y fomenta la inestabilidad política. De ahí que, pensando en la importancia del buen funcionamiento y la gestión equitativa de este recurso, este año 2024 se haya recurrido al lema “Agua para la paz”.

El papel clave de la educación y la concienciación

Pero no olvidemos otro factor tan crucial como compatible con la paz: la educación. En ese sentido hay que considerar igualmente importante la formación de profesores y profesoras en agua, saneamiento e higiene, así como la existencia de agentes de salud comunitarios, desde los gobiernos hasta las comunidades, capacitados para construir y administrar instalaciones de agua y saneamiento, sobre todo en las zonas remotas y marginales.

Innovación y tecnología en la gestión de aguas subterráneas

La salud pública, los sistemas alimentarios y energéticos, todo nuestro medio ambiente y recursos económicos dependen del agua. Desde los convenios y convenciones de las Naciones Unidas a nivel internacional hasta las acciones a nivel local son determinantes en materia hídrica. En uno y otro caso, la innovación y la tecnología en la mejora al acceso y el uso del agua potable están a su servicio.

Estrategias de conservación y uso sostenible

La inteligencia humana es capaz de encontrar procedimientos como el que pone en marcha SafeWaterAfrica, proyecto europeo para desinfectar el agua de uso doméstico en las zonas rurales remotas de África de manera sostenible y asequible. Esta iniciativa, ya activa en Mozambique y Suráfrica, incorpora un sistema autónomo y descentralizado para eliminar de forma eficaz los patógenos del agua y degradar los contaminantes nocivos, como los plaguicidas, utilizando un coagulante salino.

Iniciativas globales y locales en la gestión del agua

En Etiopía las fuentes de agua con alta concentración de fluoruro provocan fluorosis —una enfermedad ósea que afecta fuertemente a los niños y a las mujeres embarazadas—, aparte de la diarrea, el cólera, la disentería, la hepatitis A y la fiebre tifoidea. Para combatirlas opera allí el proyecto Energica, que —con apoyo financiero de la fundación española Juan Entrecanales— recurre a tecnologías limpias como la solar para poner en marcha reactores fotocatalíticos de bajo coste y bombas impulsadas por placas solares.  

Son solo dos ejemplos de tantos que resultan necesarios. Es imperativo y urgente lograr un equilibrio en las necesidades relativas al agua de todo el planeta, pero sobre todo en zonas que afrontan dificultades geoclimáticas como África subsahariana.

Cuando hablamos de agua, hablamos de un Derecho Humano.

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