La escasez crónica de fondos amenaza la erradicación de las ETD en África

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Los avances logrados en los últimos años en el control y erradicación de ETD pueden verse menguados por la escasez crónica de financiación e inversión.

Casi 600 millones de personas están afectadas por una ETD (Enfermedades Tropicales Desatendidas) en África. Esto significa que, de todas las personas del mundo que se ven obligadas a convivir con estas enfermedades, un tercio viven en África, generalmente en contextos empobrecidos y rurales donde el acceso a la salud es muchas veces complicado.

Erradicar las ETD en África

Las ETD son enfermedades que pueden causar discapacidad, desfiguraciones y estigma de por vida, pero con un diagnóstico precoz y el acceso a un tratamiento, estos efectos son prevenibles. Muestra de ello son los prometedores avances que se han dado en la región en el control y la erradicación de las ETD. En los últimos años, por ejemplo, 21 países africanos han conseguido eliminar al menos una ETD. Países como Ghana y Benín han conseguido incluso erradicar tres. Pero, sin duda, el mayor logro corresponde a Togo, que en 2022 se convirtió en el primer país del mundo en acabar con cuatro ETD.  

La escasez crónica como freno principal para la erradicación

Sin embargo, a pesar de demostrar tan buenos resultados, estos avances están en riesgo por la falta crónica de financiación e inversión. Precisamente, a las ETD se las llama desatendidas porque, aunque son tratables, son enfermedades olvidadas a las que no se presta la debida atención y no disponen de los recursos necesarios. Según un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solamente para este año se estima que 99 millones de personas de 26 países africanos podrían quedarse sin tratamiento a consecuencia de los recortes aplicados a estas enfermedades por parte diferentes países. Y las consecuencias negativas van más allá:  

La financiación de las ETD no sólo tiene efectos beneficiosos para las personas que las padecen, sino que también tiene un impacto positivo en su entorno. Invertir en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades puede tener un efecto dominó que conlleva mejores resultados en educación, sanidad y empleo. Además de disminuir la mortalidad y las secuelas prevenibles asociadas a las ETD, también contribuye a reducir la desigualdad de género y el estigma. Disponer de fondos equivale a disponer de unos recursos que, en definitiva, transforman vidas y comunidades. 

Desde Fundación Anesvad seguimos trabajando para que el Derecho a la Salud no se convierta en un derecho olvidado. 

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Iratxe Bermejo
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