El acceso a las consultas médicas se resiente ante la inflación generalizada de los precios de los alimentos

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La guerra en Ucrania ha desencadenado una subida generalizada del precio de los alimentos básicos y energía en países de África Occidental como Togo. Esto afecta a la capacidad de muchas familias de costearse una consulta médica.

Cuando el bolsillo se estrecha, el dinero se gasta en lo esencial. En países como Togo, las crisis externas azotan su precaria economía y la población más humilde es la más castigada. La guerra de Ucrania ha disparado los precios del trigo, del aceite de girasol, de la gasolina. Y muchos togoleses tienen que prescindir de otras necesidades para costearse su alimentación. Aquí, una vez más, la atención a la salud pasa a un segundo plano.

Con una renta per cápita de apenas 803€, Togo es un país donde la mayoría de su población, alrededor del 65%, trabaja en el sector primario. La agricultura es el modo de vida más común, principalmente la de subsistencia. Y la inflación afecta de lleno al cultivo, procesamiento y transporte de las materias primas más básicas.

Comer frente a gastar dinero en consultas médicas

Muchas togolesas y togoleses se ven en la encrucijada de prescindir de otras necesidades para poder costearse su alimentación. En Togo, como ocurre en muchos países del mundo, el sistema público de salud no es universal. Las consultas médicas se pagan, si bien los importes, a priori, no parecen tan costosos. Si tomamos la renta per cápita como referencia, un togolés medio gana unos 70€ al mes.

“Para una consulta normal con un asistente o enfermera, si se trata de un centro médico-social (similar a un ambulatorio), son 500 francos (unos 75 céntimos de euro)” nos cuenta Koffi Fombo, del equipo de Anesvad en Togo. “Si se trata de una consulta con un médico la cifra asciende a 1000 francos (1,50€)”. Las cifras se incrementan el triple (4,50€) para las consultas especializadas y las consultas en hospitales. En proporción al poder adquisitivo de las familias, estas cifras suponen una carga añadida a su economía. No en vano, el 55% de la población togolesa vive por debajo del umbral de la pobreza.

Más inversión pública en salud para mitigar los efectos de la crisis

Para que la población de países como Togo pueda hacer frente a la inflación y seguir accediendo a servicios básicos de salud, hay que invertir en reforzar sus sistemas sanitarios.

La financiación de la sanidad en los países en vías de desarrollo ha estado marcada en gran medida por el flujo de recursos canalizados a través de la ayuda al desarrollo. En algunos países de África subsahariana estos flujos financian más del 25% del gasto total en asistencia sanitaria. Togo no es una excepción.

Un ejemplo: gracias a las ayudas al desarrollo el Ministerio de Sanidad togolés ha lanzado Wezou, un programa nacional de acompañamiento de las mujeres embarazadas. A través de este programa hay más sensibilización para mujeres embarazadas y los tratamientos son casi gratuitos.

Esto implica que la ayuda al desarrollo para la salud, si se dirige y gestiona adecuadamente, tiene el potencial de reducir drásticamente la desigualdad en el acceso a la salud. Desde Anesvad trabajamos para que la población más expuesta no pague el alto precio de las crisis globales.

Que el precio de la guerra no sea su salud.

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Mikel Edeso
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