El estigma social es una etiqueta que dificulta la vida de las personas discriminadas por sus rasgos físicos, su origen o su comportamiento. Combatir los estereotipos y las creencias arraigadas con educación e información contribuye a derribar esta lacra.
El estigma social es la discriminación de una persona basada en características sociales perceptibles que la distinguen de otros miembros de una sociedad. El estigma social está a menudo relacionado con la cultura, la raza, el género y la orientación sexual, la enfermedad y la dolencia. Las personas estigmatizadas se sienten diferentes y desvalorizadas por la sociedad, que las deshumaniza en base a estereotipos.
En muchas sociedades, las características que se perciben como no deseadas son fruto de construcciones sociales, prácticas culturales y tradiciones, o dinámicas de poder basadas en el sexo o la afiliación étnica.
¿Qué rasgos provocan el estigma social?
A menudo, las personas sufren estigma por:
- Características físicas. Deformidades manifiestas, discapacidad, cuerpos disidentes, marcas o rasgos en la piel…
- Comportamiento o personalidad. Ser percibida como una persona débil, con creencias subversivas o comportamientos que suponen una amenaza para el statu quo. Por ejemplo: ser una persona LGBTIQ+, tener un comportamiento político radical, estar en situación de desempleo o de calle, sufrir una enfermedad mental…
Afiliación étnica, nacional, religiosa o racial que se desvíe de lo normativo.
Las consecuencias del estigma social
El estigma puede afectar al comportamiento de las personas estigmatizadas de muchas maneras. A menudo empiezan a actuar de la forma que sus estigmatizadores esperan de ellas. También afectan a sus emociones y creencias, provoca depresión y expone la identidad social de la persona a situaciones de baja autoestima.
Las personas estigmatizadas son enviadas al ostracismo, devaluadas, rechazadas y vilipendiadas. Experimentan discriminación, insultos, ataques e incluso asesinatos, y aquellas que se perciben como miembros de un grupo estigmatizado (lo sean o no), experimentan estrés psicológico.
En el caso de las personas que sufren ciertas enfermedades que provocan estigma, muchas de ellas se ocultan para evitar la discriminación. Esto hace que la búsqueda de atención sanitaria adecuada se ralentice, y provoca más estragos en la salud física y mental de estas personas. Es el caso de personas que sufren enfermedades olvidadas como la lepra. En países en vías de desarrollo donde la lepra es un problema de salud pública, el estigma es uno de los principales impedimentos para su detección y tratamiento. Y es que el estigma socava la cohesión social y provoca un aislamiento de los grupos que lo sufren.
¿Cómo abordamos la discriminación?
El estigma social se desmonta a través de la educación y la información sobre las personas que la sociedad considera diferentes. Fomentar campañas de sensibilización para quienes estigmatizan y reforzar la autoestima de aquellas personas discriminadas ayudará a romper con los estereotipos.
Desde Fundación Anesvad trabajamos para erradicar el estigma asociado a las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD) en África subsahariana. Las ETD de la piel que combatimos pueden producir discapacidad y marcas visibles si no se tratan a tiempo. Debido a esto, muchas personas de contextos empobrecidos que las padecen sufren además rechazo y marginación. Su estigmatización es consecuencia de la discapacidad, la desfiguración o las ideas erróneas que su comunidad tiene sobre la enfermedad.
Para revertir esta discriminación, ponemos en marcha proyectos integrales para el control y eliminación de las ETD en África subsahariana donde fomentamos la sensibilización para evitar el rechazo de las personas que padecen estigma social.