Que el precio de la guerra no sea también su salud

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En un mundo globalizado, la guerra de Ucrania está teniendo consecuencias devastadoras más allá de las fronteras del conflicto.  En África subsahariana, la carestía de la vida por la inflación afecta a algo tan esencial como la salud.

«La invasión rusa en Ucrania amenaza con llevar a decenas de millones de personas al borde de la inseguridad alimentaria, seguida de desnutrición, hambre masiva y hambruna, en una crisis que podría durar años». Así de contundente se muestra el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ante la creciente inflación que la guerra de Ucrania ha causado en muchos países empobrecidos.

En los últimos meses los precios de los alimentos, fertilizantes y gas y petróleo han aumentado entre uno y dos tercios. Esto se debe a que casi un tercio del trigo y la cebada mundial y la mitad del aceite de girasol es de producción rusa. El suministro mundial de gas y petróleo también depende en gran medida de Rusia. La mayoría de los países en desarrollo, muchos de ellos en África, carecen del espacio fiscal para amortiguar el golpe de estos enormes aumentos.

Y es que el incremento del precio de las materias primas esenciales como los cereales, combustibles, electricidad etc. está suponiendo una carga imposible de asumir para muchas familias.

Si la inflación sube, la salud baja

En el contexto africano, con el aumento del precio de los alimentos, menos familias pueden permitirse una única comida diaria decente. Esto ahonda en su pobreza en muchos frentes. Al no disponer de ingresos suficientes y con la subida de precios generalizada, les es más difícil pagar servicios básicos como la electricidad, el combustible o el acceso a la sanidad. La guerra en Ucrania tiene un efecto directo en la salud y el bienestar de millones de africanas y africanos.

Y es que, en muchos sistemas sanitarios en África, si bien existe una sanidad pública, ésta es débil y requiere del pago de medicamentos y consultas básicas. En cuanto a los servicios sanitarios de detección de ETD, los tratamientos son inalcanzables para una gran mayoría de la población.

Más incentivos frente a la guerra y apoyo para los agricultores locales

Para paliar los efectos que la guerra de Ucrania está teniendo sobre muchas economías africanas, las instituciones financieras internacionales deben aumentar su inversión en ellas. Los gobiernos por su parte deben incentivar la producción agrícola local e invertir en sistemas alimentarios que protejan a los pequeños y medianos agricultores. Garantizando la seguridad alimentaria en este contexto de incertidumbre puede hacer que las personas más empobrecidas no se vean en la encrucijada entre comer o acudir al médico.

Mientras tanto, las organizaciones que trabajamos para fortalecer los sistemas sanitarios más frágiles de África subsahariana, intervenimos para paliar las consecuencias de esta nueva crisis.

Que el precio de la guerra no sea su salud.

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Mikel Edeso
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