¿Cómo se puede impulsar el comercio local?

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Impulsar el comercio local tiene beneficios económicos, sociales y medioambientales en nuestra sociedad. Consumir del comercio local cuando viajamos también contribuye a una mejor repartición de riqueza y desarrollo.

En un mundo globalizado e interconectado, comprar productos vengan de donde vengan está al alcance de un clic. En este contexto de deslocalización e inmediatez, los comercios e iniciativas locales resisten a duras penas. La competencia es feroz, pero las ventajas de consumir local son muchas. ¿Por qué deberíamos plantearnos el consumir en un comercio local o de proximidad?

Ya lo contábamos en este artículo sobre comercio local y comercio justo. Al consumir productos de proximidad, permitimos que la relación entre productor y consumidor sea directa. En este sentido, quitamos intermediarios, apoyando la economía de pequeños comercios y productores. Generamos riqueza y además contribuimos a reducir el impacto ambiental de los procesos de producción.

La importancia de fomentar el comercio local

El consumo local es un reequilibrio social y económico, porque crea riqueza al consumir productos de proximidad y no contribuye a la sobreexplotación de recursos y personas de países en vías de desarrollo. Apoyar negocios de toda la vida o emprendedores que ofrecen productos de cercanía es tener al alcance de nuestras manos un desarrollo sostenible y equitativo.

En los países en vías de desarrollo el comercio regentado por cooperativas o grupos locales también puede contribuir a que la riqueza no quede en manos de unos pocos. Los pequeños comercios muchas veces tienen que competir con grandes multinacionales, que copan los locales comerciales más grandes y céntricos y cuentan con estrategias de marketing y comunicación más agresivas. Consumir local cuando viajamos a estos países es una manera más de romper la brecha de la desigualdad y generar un turismo sostenible y de calidad.

Consumir local también cuando viajamos

Al planificar un viaje, especialmente a un país en vías de desarrollo o empobrecido, debemos tener en cuenta cómo va a impactar nuestro dinero en el lugar de destino. Existen muchas alternativas para fomentar la distribución equitativa de la riqueza en los países que visitamos.

Por ejemplo, podemos planificar nuestra ruta con una persona o agencia local, que a su vez trabaje con proveedores locales que activen la economía. También podemos adquirir productos o suvenires manufacturados de manera artesanal y con productos orgánicos y sostenibles. Para ello podemos informarnos de qué productos son típicos de la tierra que visitamos, cómo se producen, si el proceso es respetuoso con las sociedades locales y el medioambiente… En definitiva, podemos anticiparnos a dónde vamos a dejar nuestro dinero y cómo impactará en el lugar que queremos conocer.

Si te interesa conocer más sobre la artesanía tradicional de países como Costa de Marfil, Ghana o Benín puedes hacerlo aquí:

artesanía Togo
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Mikel Edeso
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